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Sánchez menoscaba el papel del Rey al descartar más investiduras e ir a elecciones.

Luz Sela 03/07/2019.06:48.

El empeño de Pedro Sánchez para meter presión a sus posibles socios de investidura afecta directamente al papel que el Rey está llamado a desempeñar en todo el proceso, incluida la convocatoria de unas eventuales elecciones.

Ese papel está regulado en la propia Constitución. En su artículo 99 establece que, en el caso de que el candidato propuesto para el debate de investidura no alcanzase la mayoría necesaria "se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista". Esto es, como en la primera, que "el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno".

El Rey convoca las elecciones.

Si Sánchez fracasa en la primera votación en el Congreso echará a andar el reloj de dos meses hacia la disolución de las Cortes. Así lo establece también la Carta Magna, otorgando de nuevo esa competencia al monarca: "Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del presidente del Congreso".

Cabe recordar que Sánchez, y pese a la amenaza electoral, no puede disolver las Cámaras y convocar elecciones, en tanto se encuentra en funciones. Esa facultad únicamente corresponderá al Rey.

Aunque la aritmética parlamentaria hace prácticamente imposible que otro candidato sea propuesto para la investidura, ello no evita que se deban respetar los tiempos y, sobre todo, la tutela que el rey Felipe VI debe tener en todo el proceso, de acuerdo a la Ley. De él dependerá si decide convocar una nueva ronda de consultas en Zarzuela, si Sánchez no sale investido del Congreso. Y, en su caso, disolver las Cámaras en septiembre -al expirar esos dos meses- y convocar elecciones.

El Gobierno, sin embargo, se ha apropiado del argumento de la repetición electoral para presionar a sus posibles apoyos de cara a una investidura, especialmente Podemos. Incluso se ha utilizado el calendario para fijar la fecha del debate en el Congreso, para el 22 y 23 de julio, pensando en ese anticipo. Siendo así, las elecciones se celebrarían el 10 de noviembre, evitando el puente de Todos los Santos de hacerlo una semana antes.

Sorprendentemente, la propia presidenta del Congreso, Meritxell Batet, admitió este martes que "el cálculo tiene que ver", aunque matizó: "Lo principal es que hoy se anuncia una fecha con un objetivo claro y es que esta investidura prospere. Es decir, que no se produzca solo un debate sino que se derive de ese debate una investidura".

Así pues, Sánchez acudirá al Congreso sin que, por el momento, tenga los apoyos suficientes para ser investido presidente. El candidato socialista abrirá la semana que viene una nueva ronda de contactos con los grupos para sondear las posibilidades de acuerdo. El órdago se dirige sobre todo a Podemos, que sigue rechazando la propuesta de un ‘Gobierno de cooperación’, sin ministros. Desde el Ejecutivo se asegura que no habrá nuevas concesiones.

Cinco rondas en 2016

El precedente inmediato del actual bloqueo está en 2016. Rajoy fue investido en octubre de ese año, tras la salida de Pedro Sánchez de la secretaría general del PSOE y gracias a la abstención de los socialistas, entonces dirigidos por la Gestora.

El monarca tuvo entonces un protagonismo seguramente no deseado, ya que debió llamar a los representantes de los grupos hasta en cinco ocasiones a Zarzuela.

En marzo, la primera ronda se cerró con la negativa del entonces presidente en funciones y líder del PP de someterse a la investidura, al no contar con suficientes apoyos. El Rey inició entonces una nueva ronda, tras la que designó a Pedro Sánchez tras un nuevo rechazo de Rajoy, sin apoyos. En la tercera ronda, se constató que la investidura no sería posible y se convocaron nuevas elecciones, que se celebraron en junio de 2016.

En julio, y tras otra consulta en Zarzuela, Rajoy aceptó el encargo del Rey, pero la investidura fracasó. Unos meses después, el Comité Federal del PSOE, sin Sánchez, aprobó la abstención, y el monarca convocó la quinta ronda, en diez meses, de la que Rajoy salió como candidato.

El pasado 6 de junio, Sánchez aceptó el encargo del Rey de someterse a la investidura. Cabe señalar, en cambio, que el socialista es el candidato con menos escaños (123) en intentarlo. Ahora, aparentemente, tampoco tiene los apoyos para conseguirlo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Vaya! Ya no es el doctor?
Vaya! Ya no es el doctor?

Pues nuevas elecciones.