¡No fumes, Ventosillano, que el tabaco mata!...

¡No fumes, Ventosillano, que el tabaco mata!
Eres afortunado si tienes un huerto de lechugas y nabos. Pero, me gusta más saber que paseas por él meditando, aprendiendo y tranquilizándote. Así se te irán, sin duda, las malas ideas. Puesto que imitas a Jesucristo, recuerda que Él no pensaba nunca mal de los demás. ¿Lo pillas?
No fue un alfeñique el que se acercó al Maestro en el huerto de los olivos, sino un hipócrita taimado y traidor. ¿Por qué Pedro no le cortó a ese la oreja y también el cuello? Hasta tus cebollas lo saben. Pregúntales.
¿Un ovni en tu herto? No te preocupes, dame las dimensiones y si es posible trataré de complacerte. Pero, ¿tu mente lo resistirá? Ya me dijiste que no te iban las cosas complicadas.
¿Sabes? Hoy ha llovido por aquí.
Cuídate y no hagas esfuerzos mentales.