El PP pierde la hegemonía en el Senado y las fuerzas...

El PP pierde la hegemonía en el Senado y las fuerzas constitucionalistas no suman para aplicar el 155.

El PSOE se alza con 123 escaños y ni Podemos ni Vox logran senadores electos.

Laura L. Caro.

Actualizado:

29/04/2019 01:59h.

La suma de las fuerzas partidarias de aplicar de nuevo el artículo 155 de la Constitución en Cataluña, –esto es, PP, Ciudadanos y Vox, a los que cabe agragar Coalición Canaria– se queda en 59 escaños y no alcanza ni de lejos la mayoría absoluta de 133 votos requerida en el Senado para poner en marcha la medida. La peor ecuación posible de los partidos autodenominados constitucionalistas se hacía realidad ayer cuando el escrutinio al 95,8% confirmaba una estrepitosa caída en el número de representantes del Partido Popular en la Cámara Alta donde, víctimas de la temida división del voto de la derecha, los de Pablo Casado dejaban de ser el gran partido hegemónico, puesto de privilegio que venían ocupando ininterrumpidamente desde 1996.

En concreto, los datos provisionales otorgaban anoche una nítida victoria en la Cámara a los socialistas con 122 escaños, 79 más que los 43 obtenidos en las últimas generales, a los que puntualmente hay que añadir los 19 que hoy tienen por designación autonómica –que variarán con toda seguridad tras los próximos comicios del 26-M– y el que conserva Asociación Socialista Gomera (ASG). Total: 142.

Le sigue a mucha distancia el PP, que baja de los 130 electos del año 2016 (126 PP, 2 PAR, 1 de UPN y 1 de Foro Asturias) a los 55, que sumados los 18 designados por los parlamentos regionales arrojan un cómputo de 73. La aritmética dejaría por tanto una hipotética autorización para intervenir la autonomía catalana pendiente, por este orden, de la iniciativa del gobierno salido de estas urnas que encabezará del PSOE, y luego del formal apoyo de los de Pedro Sánchez a esa propia propuesta en el Senado, una hipótesis en su conjunto que no existirá en caso de asociación socialista con Podemos e independentistas, aunque quizás sí se planteará si la alianza para poner en marcha la legislatura fuera finalmente con Ciudadanos. En todo caso, en el transcurso de la campaña, el PSOE ha evitado cualquier pronunciamiento que le vinculara a una futura intervención de Cataluña

El complejo sistema de reparto de voto que rige en el Senado, –según el cual, en cada provincia solo dos formaciones se distribuyen los escaños, la más votada tres y la segunda uno– dejaba fuera o en números residuales a otras siglas.

Podemos, sin electos
La salida más estrepitosa en función de esta mecánica la protagoniza Podemos y sus confluencias, que pierden los 16 senadores electos con los que contaban y se quedan a cero. Mantiene 6 por designación autonómica. Vox tampoco conseguía imponerse entre las dos principales opciones en ninguna circunscripción y no ha obtenido representación en la Cámara Alta vía voto, aunque tiene un senador por mandato de Andalucía, producto de los resultados que lograron en los comicios regionales en diciembre.

Sí consigue esta vez entrar en el reparto y con 3 escaños Ciudadanos, que en 2016 no alcanzó ninguno a través de las urnas, si bien está representado en la Cámara por 6 designados. Vinculada a ellos está la formación Navarra Suma (Na+), conjunción de Cs y PP, que se alza con 3 senadores.

Dentro del ámbito de Cataluña, mejora su cosecha de asientos ERC, que pasa de 10 a 11, lo que renueva su éxito frente al PDECat, ahora presentado bajo las siglas JxCat-Junts, que logra solo dos escaños, aunque venía de no tener ninguno. Por designación autonómica, cada una de estas formaciones añade a su cuenta actualmente otros dos parlamentarios.

El cómputo en el Senado lo completa dentro de la órbita vasca EAJ-PNV, que da un gran salto de 5 a 9 representantes –y tiene uno más por designación– y los radicales de Bildu, que ganan un primer asiento por elección que se suma al otro que hoy mantiene por decisión del Parlamento de Vitoria. Por último, Coalición Canaria revalida su escaño electo y tiene otro por designación.

El techo de gasto
Al margen de su papel decisivo en la aplicación del artículo 155 de la Carta Magna, el Senado es determinante para aprobar lo que se denomina «techo de gasto», esto es, los límites con los que el Gobierno tiene que elaborar los Presupuestos del Estado, una prerrogativa que el PP utilizó meses atrás para tumbar las Cuentas de Sánchez que, más allá, nunca salieron adelante y provocaron el adelanto electoral. No tiene la Cámara alta un protagonismo legislativo, el Congreso siempre puede deshacer los cambios que introducen los senadores, ni de control al Gobierno, pero en caso de que su mayoría sea distinta a la del Ejecutivo como ha ocurrido en los últimos diez meses, sí puede ser utilizada para dilatar tramitaciones, crear comisiones de investigación o endurecer el control al Gobierno, entre otras medidas.

Entre las particularidades que diferencian el voto del Senado del que corresponde al Congreso está el relativamente alto número de sufragios que se declaran nulos en la Cámara Alta debido a fallos a la hora de escribir un número incorrecto de «X» en la papeleta de color sepia.