No ocurrirá nada positivo...

El Peródico

El PSOE se prepara para la revolución interna y el rearme de cara a 2023
En Ferraz se espera que el tsunami llegue a la ejecutiva y se renueve en profundidad. Se comparte que seguirán Lastra y Cerdán, con menor desgaste
Sánchez abre etapa, un "nuevo PSOE", un nuevo sanchismo, una vuelta a los orígenes y añade la renovación generacional y el cierre de la guerra de 2017

Todos en el PSOE han captado el mensaje. Es un "reset", "un empezar de nuevo", una "nueva etapa", un "nuevo PSOE". Los fogonazos de la remodelación del Gobierno ejecutada con frialdad y total determinación por Pedro Sánchez, una sacudida cuya intensidad no se esperaba, tendrán previsiblemente su réplica en el partido. La expectación es, de hecho, máxima y las cábalas, infinitas. Como resume un cuadro de Ferraz, "no se puede hacer ya ninguna apuesta", porque a fin de cuentas la primera y la última decisión es la del presidente y secretario general, el único que de verdad manda y así lo ha demostrado con un vuelco sorpresivo y hondo. Sí existe la percepción, no obstante, de que, tras el 40º Congreso Federal, que se celebrará en octubre, seguirán a su lado dos dirigentes claves y que acumulan un menor desgaste que los caídos Carmen Calvo y José Luis Ábalos: la número dos, la asturiana Adriana Lastra, y el responsable de Coordinación Territorial y jefe 'de facto' del aparato socialista, el navarro Santos Cerdán. La consigna es que ahora el partido debe rearmarse de cara a las batallas electorales de 2023: municipales, autonómicas y generales.

Pedro Sánchez e Isabel Ayuso, en la sede del Gobierno de Madrid, en septiembre de 2020.
ANÁLISIS
El desastre del 4-M propició el giro de Sánchez
Sánchez enmudeció al PSOE con una operación profunda que llevaba barruntando semanas pero que acometió en apenas unas horas, a la vuelta de su gira báltica y tras recibir en la Moncloa a Isabel Díaz Ayuso, entre la tarde del viernes y la mañana siguiente. El sábado, temprano, telefoneó a su fiel Félix Bolaños, secretario general de la Presidencia, para que acudiera a la Moncloa, le detalló todos los cambios y que le nombraría titular de la Presidencia, y ambos trabajaron en ese momento en el operativo. Sánchez llamó a los ministros salientes y a los entrantes, y comunicó al otro pilar de su equipo, Iván Redondo, que sería cesado como su director de Gabinete. Redondo, que tenía "a todo el partido enfrente", a quien se acusaba de haber "desideologizado y desnaturalizado" el PSOE, había pedido ser ministro de la Presidencia, según relatan fuentes tanto de Ferraz como del Gobierno. Desmantelado el núcleo duro del Gabinete (Calvo y Ábalos), él quería atesorar más y más poder. Pero Sánchez se plantó y lo cesó. Su 'spin doctor' contó después que su salida, recibida con euforia en el partido, fue "voluntaria", aunque pocos creen esa versión.

Todos en el PSOE han captado el mensaje. Es un "reset", "un empezar de nuevo", una "nueva etapa", un "nuevo PSOE". Los fogonazos de la remodelación del Gobierno ejecutada con frialdad y total determinación por Pedro Sánchez, una sacudida cuya intensidad no se esperaba, tendrán previsiblemente su réplica en el partido. La expectación es, de hecho, máxima y las cábalas, infinitas. Como resume un cuadro de Ferraz, "no se puede hacer ya ninguna apuesta", porque a fin de cuentas la primera y la última decisión es la del presidente y secretario general, el único que de verdad manda y así lo ha demostrado con un vuelco sorpresivo y hondo. Sí existe la percepción, no obstante, de que, tras el 40º Congreso Federal, que se celebrará en octubre, seguirán a su lado dos dirigentes claves y que acumulan un menor desgaste que los caídos Carmen Calvo y José Luis Ábalos: la número dos, la asturiana Adriana Lastra, y el responsable de Coordinación Territorial y jefe 'de facto' del aparato socialista, el navarro Santos Cerdán. La consigna es que ahora el partido debe rearmarse de cara a las batallas electorales de 2023: municipales, autonómicas y generales.

Pedro Sánchez e Isabel Ayuso, en la sede del Gobierno de Madrid, en septiembre de 2020.
ANÁLISIS
El desastre del 4-M propició el giro de Sánchez
Sánchez enmudeció al PSOE con una operación profunda que llevaba barruntando semanas pero que acometió en apenas unas horas, a la vuelta de su gira báltica y tras recibir en la Moncloa a Isabel Díaz Ayuso, entre la tarde del viernes y la mañana siguiente. El sábado, temprano, telefoneó a su fiel Félix Bolaños, secretario general de la Presidencia, para que acudiera a la Moncloa, le detalló todos los cambios y que le nombraría titular de la Presidencia, y ambos trabajaron en ese momento en el operativo. Sánchez llamó a los ministros salientes y a los entrantes, y comunicó al otro pilar de su equipo, Iván Redondo, que sería cesado como su director de Gabinete. Redondo, que tenía "a todo el partido enfrente", a quien se acusaba de haber "desideologizado y desnaturalizado" el PSOE, había pedido ser ministro de la Presidencia, según relatan fuentes tanto de Ferraz como del Gobierno. Desmantelado el núcleo duro del Gabinete (Calvo y Ábalos), él quería atesorar más y más poder. Pero Sánchez se plantó y lo cesó. Su 'spin doctor' contó después que su salida, recibida con euforia en el partido, fue "voluntaria", aunque pocos creen esa versión.

La recuperación de López habla por sí misma de la construcción de ese "nuevo PSOE" del que todos hablan ahora, de esa reinvención del propio Pedro Sánchez. Aquel sanchismo de primera hora que le ayudó a reconquistar Ferraz frente a Susana Díaz, y del que era todavía tributario en el 39º Congreso (2017) y en la confección del primer Gobierno (2018) y del ala socialista de su segundo Gabinete (2020), ha caducado. El presidente buscó "un revulsivo, un cambio de marcha muy potente", condensa un ministro, con vistas al nuevo periodo electoral y para afrontar el terrible desgaste al que apuntan las encuestas, y también quiso lanzar un mensaje de reconciliación interna, de cierre de ciclo de aquella guerra fratricida que desangró al PSOE.

El líder premia a dirigentes de su confianza y busca apretar filas con el rescate de López y el ascenso de tres mujeres que apoyaron a Díaz

Solo así se puede entender, convienen en el Gabinete y en Ferraz, no únicamente el rescate de López, sino también el ascenso de tres mujeres que en aquella contienda apoyaron a Díaz: Pilar Alegría, hasta ahora delegada del Gobierno en Aragón y nueva titular de Educación (fue de hecho portavoz de la candidatura de la andaluza y antes apoyó a Eduardo Madina); Isabel Rodríguez, ya exalcaldesa de Puertollano (Política Territorial y portavoz), y Diana Morant, exregidora de Gandia y muy próxima al 'president' valenciano, Ximo Puig.

Sánchez ha integrado a personas de su estricta confianza (Félix Bolaños en Presidencia y José Manuel Albares en Exteriores), ha apostado por mujeres jóvenes y con gestión de lo "cercano" y que considera sobresaliente (Alegría, Rodríguez, Morant, Raquel Sánchez, ya ex primera edil en Gavà, en Transportes, y Pilar Llop, presidenta del Senado, en Justicia), y no le ha temblado el pulso a la hora de dejar caer a pesos pesados como Calvo, Ábalos y Redondo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la comparecencia en la que comunicó los cambios en su Ejecutivo, este 10 de julio en la Moncloa.
NUEVA ETAPA EN EL EJECUTIVO
Sánchez prescinde de sus puntales en el Gobierno y refuerza al PSOE
En el PSOE y en el Gobierno generó estupor la marcha del bregado político valenciano. A las razones personales y familiares se suman, aducen distintas fuentes, otros posibles motivos, aunque ninguno es oficial ni definitivo: el desgaste sufrido por su exposición pública -ha sido la cara del partido y del Ejecutivo en los momentos críticos- y su gestión (los tropiezos con el 'Delcygate' y las ayudas a la aerolínea Plus Ultra), sus roces con el aparato monclovita y su menor dedicación a la fontanería interna, tarea que Sánchez delegó en Cerdán. Habría pesado asimismo la voluntad de dar un aire "más verde" a Transportes.

También ha influido, prosiguen, el deseo de renovación generacional, de visualizar un "fin de etapa" y de apear del poder a quienes han participado, por distintas razones, en las disputas internas. La marcha de Calvo se compensa con la de Ábalos y la de Redondo proyecta la victoria del PSOE sobre la estructura montada por el 'supergurú' y la entrada de una "nueva etapa" más política y menos tecnocrática. "Pedro no ha tolerado los tejemanejes de Iván contra Carmen, o a la inversa. Era consciente. Era la sensación de que estaban jugando con su Gobierno", razona una fuente de la Moncloa que conoce bien al líder. La partida del valenciano del ministerio podría completarse esta semana con su marcha de la poderosa Secretaría de Organización. En ese caso, Cerdán podría asumir la cartera de manera interina. La duda, en todo caso, es qué ocurrirá en el 40º Congreso y quién relevará a Ábalos.<<<<<<<<<<

No ocurrirá nada positivo
Irá todo muy mal.