En el año 957 fue depuesto como rey Sancho I por las tropas de Fernán González, nombrando a su reciente yerno rey Ordoño IV. El depuesto Sancho se trasladó a Pamplona para que lo protegiera su abuela Toda, que era la reina regente. Sancho reclamó a su abuela y a su tío ayuda para recuperar el trono
La reina Toda pidió ayuda al califa de Córdoba Abderramán III (el 1º califa omeya), que le envió a su médico personal, el judío Hasday Ibn Shaprut; éste, asombrado por la gordura del paciente 240 kg, le aconsejó viajar a Córdoba para tratarse allí. Toda la familia decidió ir junta en ese largo viaje: Toda, su hijo -el rey de Pamplona- y Sancho se trasladaron a Córdoba donde Abderramán III les ofreció una fastuosa recepción en su nuevo palacio de Medina Azahara. Los navarros acordaron una alianza ... (ver texto completo)