Soy una persona cristiana con una fe muy consolidada en la existencia de Dios pero poco practicante en ls ritos de la Iglesia y hace unos años he pasado a ser cristiano arriano donde mantengo mi tesis de la sola naturaleza humana de Jesus de Nararet. No obstante siempre a lo largo de mi vida he tenido temor a Dios y me he impuesto una conducta moral intachable respecto a mi como persona, en mis relaciones familiatres y mis deberes con el projimo. Una vez hace unos cinco años visite a un vidente para otra cuestion y me sosprendio porque me dijo que yo era una persona peculiar porque me veia muy cercana a Dios. A veces me suceden cosas que noto la presencia divina. Esta mañana me he desplazado desde mi domicilio a Madrid en un tren de cercanias y cuando subi al tren note que mi organismo me estaba sugeriendo que me acercase a los lavabos para desaguar. Me desplaca desde mi asiento hasta la cabina higienica y comprobe que estaba inoperativo y que la puerta estaba casi cerrada. Como note cierta urgencia en mi necesidad trate de con mis dos manos de intentar abrir las puertas pero tuve que desistir por falta de capacidad. Estaba yo sentado junto a la cabina comentando a una señora sentada a continuacion mia la falta de mantenimiento en las instalaciones por parte del Consorcio de RENFE cuando vi venir una persona fuerte de gran altura (un tipo curioso medio vestido porque no tenia camisa e iba con su pantalon y sus zapatos) y al pasar por alli se paro en la puerta entreabierta de la cabina y se puso a intentar abrirla y al final lo consiguio. El no utilizo el servicio pero nos invito a los presentes a utilizarlo. Yo me levante, entre en la cabina y desague y al salir se estaba marchando y al instante perdi su figura. Hice una reflexion posterior e interprete que como Dios conoce mi fe profunda, me envio un angel para que me auxiliara. Me han ocurrido a veces otras historias semejantes y considero que Dios siempre esta pendiente de mi. ¡Alabado sea Dios!
Julio Reyes Rubio
Julio Reyes Rubio
La Santa Madre Teresa de Calcuta respondía estas palabras a un hombre hindú que quería echarla del centro hospitalario que habían reconstruido y habilitado y que empleaban las hermanas de la Caridad para curar y cuidar a personas terminales recogidas de la calles de Calcuta. La Madre evangelizaba con el ejemplo testimoniando la Fe cristiana como hacía Jesucristo y la Virgen María en su vida terrena. Decía con mucho tacto y cariño: "Mire usted lo que verdaderamente importa es ser un buen cristiano, un buen musulmán, un buen hindú". las personas que estaban fuera esperaban una respuesta y el hindú cabizbajo contestó: "Esta hermana es hija de la diosa misericordia".