CARDANO
Apareció en la racha alcista que se extendió hasta comienzos del presente ejercicio. Su criptomoneda, llamada ADA, se disparó en poco tiempo en la clasificación de tokens digitales y se convirtió en una de las diez primeras por capitalización de mercado en un breve periodo de tiempo.
Tras el conocido éxito de Bitcoin, el mercado trató de replicar esta tecnología para acabar generando miles de criptomonedas, alguna de ellas siendo también muy conocida como Ethereum, Litecoin o Ripple. Todas con un punto en común, dependencia a una cadena de bloques o ‘blockchain’ que se encargue de transferir y validar cada una de las operaciones generadas. A pesar de que la ficha de Satoshi Nakatomo fuera el primer caso práctico en comportarse de este modo, actualmente existen decenas de ‘blockchains’ para este mismo uso. Alguna de ellas, como Cardano, permitiendo a los desarrolladores acceder a su tecnología.
Estos visitantes pueden así ejecutar una amplia variedad de aplicaciones en la cadena como contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas. Tecnología de Cardano perfeccionada gracias a la experiencia de Charles Hoskinson, cofundador de Ethereum, que sin embargo guardan una diferencia principal.
Cardano presenta una estructura de dos capas bien diferentes, una primera llamada 'Cardano Settlement Layer' (CCSL), que lleva a cabo las transacciones de criptodivisas y otra denominada 'Cardano Computation Layer’ (CCL), para ejecutar las aplicaciones diseñadas por los programadores. En Ethereum, ambas capas se encuentran entrecruzadas.
La plataforma eToro, líder en trading social, permite a sus más de seis millones de usuarios invertir a corto y largo plazo en Cardano además de una gran variedad de criptomonedas. Los ‘CopyFunds’ son una buna manera de empezar a hacerlo, carteras de inversión que integran una cesta de criptomonedas, gestionadas de manera automática según los criterios y decisiones de los expertos contratados por la plataforma. Además, por su carácter social, la plataforma permite a sus miembros consultar las posiciones de los socios más exitosos o ‘Popular Investors’ y poder replicar sus estrategias.
Apareció en la racha alcista que se extendió hasta comienzos del presente ejercicio. Su criptomoneda, llamada ADA, se disparó en poco tiempo en la clasificación de tokens digitales y se convirtió en una de las diez primeras por capitalización de mercado en un breve periodo de tiempo.
Tras el conocido éxito de Bitcoin, el mercado trató de replicar esta tecnología para acabar generando miles de criptomonedas, alguna de ellas siendo también muy conocida como Ethereum, Litecoin o Ripple. Todas con un punto en común, dependencia a una cadena de bloques o ‘blockchain’ que se encargue de transferir y validar cada una de las operaciones generadas. A pesar de que la ficha de Satoshi Nakatomo fuera el primer caso práctico en comportarse de este modo, actualmente existen decenas de ‘blockchains’ para este mismo uso. Alguna de ellas, como Cardano, permitiendo a los desarrolladores acceder a su tecnología.
Estos visitantes pueden así ejecutar una amplia variedad de aplicaciones en la cadena como contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas. Tecnología de Cardano perfeccionada gracias a la experiencia de Charles Hoskinson, cofundador de Ethereum, que sin embargo guardan una diferencia principal.
Cardano presenta una estructura de dos capas bien diferentes, una primera llamada 'Cardano Settlement Layer' (CCSL), que lleva a cabo las transacciones de criptodivisas y otra denominada 'Cardano Computation Layer’ (CCL), para ejecutar las aplicaciones diseñadas por los programadores. En Ethereum, ambas capas se encuentran entrecruzadas.
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