La desmoralización está siempre al acecho; sin embargo,...

La desmoralización está siempre al acecho; sin embargo, existen métodos con los que afrontarla. Cuando empecéis a sentiros agobiados, abatidos, lo primero que debéis hacer, es pensar que este estado no durará demasiado. Durante un momento, refugiaos en algún lugar dentro de vosotros mismos, como si entrárais en invernación, y quedaros ahí hasta que volváis a sentir de nuevo el soplo de la vida. La desmoralización es como el invierno; pero después del invierno llega la primavera. Según los años, ésta llega más o menos temprano. Algunas veces llega muy tarde, pero siempre llega. Por ello no se debe perder jamás la esperanza. En un momento u otro, tarde o temprano, vuestro ímpetu, vuestra energía, volverán. ¡Cuántos han cedido unos instantes antes de que las fuerzas de la primavera resurgieran en ellos! Y es una lástima, porque finalmente se hubieran salvado, pero al no presentir este renacimiento se perdieron...