¿Una madre soltera? ¡pobrecita! Era considerada en su casa, por la Iglesia y por toda la sociedad, el demonio personalizado. Sufrían un acoso, una vergüenza y una vida de gran tribulación.
¿Las viudas trabajaban? En casa de los señoritos sin ningún derecho ni SS muchísimas veces, en la limpieza por cuatro perras, y en más de un
trabajo!
y ¡qué remedio!