LA SER....

LA SER.
UN LARGO EPÍLOGO.
La de Fernando Simón es una tragedia construida al revés, con su final escrito al principio. Empezó el estado de alarma liquidado. Sigo pensando que fue un error que tras ese gigantesco pronóstico fallido se mantuviese como rostro visible de una crisis que no creyó real. Pienso también que quien da la cara todos los días después de aquello, para lidiar con preguntas sobre aquello, sin descansar lo justo para no caerse en el suelo, merece respeto. Y precisamente esa exposición es la que está obrando un cambio de percepción en mucha gente. Por el tono, por el intento de explicar cosas a gente que no quiere entenderlas. No sólo eso, se ha convertido en una especie de Trivial Pursuit del coronavirus: no le preguntan como hay que abrir el grifo para lavarse las manos de milagro. Es salvaje la presión, pero más salvaje es tener la paciencia que está teniendo en medio del ataque brutal de quienes le anotan en su cuenta todas las desgracias; suelen ser, nunca falla, los que más presumen de ser dados a perdones y redenciones.
ESTE PAÍS SIGUE IGUAL NO SE RESPETA A QUIÈN NO PUENSA EN TODO COMO ELLOS.
Es una pena. No respetamos a quien se lo merece.