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Descifrando a Fernando Simón
Jesús Ruiz Mantilla Fotografía de James Rajotte
5 JUL 2020 - 01:05 CEST
Es el hombre sobre el que han recaído todos los focos durante la pandemia en España. Ha explicado la crisis atrayendo a tantos detractores como seguidores. El responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias es un médico zaragozano de 56 años que llega cada mañana en moto al Ministerio de Sanidad. Y asegura que cuando habla, no lo hace pensando en los periodistas, sino en la gente.

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Silencio… Pero no cualquier silencio, sino de esos que preceden a la gravedad, que la acompañan, que la tutelan para que no vaya más allá de sus peores límites. Fue ese silencio el que se hizo cuando Pedro Sánchez decidió el cese de toda actividad económica no esencial dentro del estado de alarma, tras una reunión en La Moncloa a finales de marzo. Así lo recuerda Fernando Simón, el experto, el no político, el intruso, que acababa de asumir un papel fundamental en la crisis ya evidente y sus consecuencias. Se sentó junto al presidente del Gobierno y varios cargos con mando en plaza. Y dijo:

—Si no se toman medidas para reducir el riesgo, podríamos llegar a una cifra de cientos de miles de fallecidos y al colapso del sistema sanitario.

Sánchez le había preguntado su opinión de nuevo mientras la situación en Italia se desbordaba. Se acercaba aquella sombra de tormenta por todas partes. Necesitaban actuar con la contundencia de un cirujano.

—Doctor, ¿cómo lo ves?

Simón lo llevaba advirtiendo días, tras preparar con su equipo del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) los escenarios posibles en medio de una escalada mundial de dramatismo creciente. Volvió a repetir aquello. Fue entonces cuando el presidente del Gobierno habló y tomó la decisión que suponía endurecer el confinamiento y paralizar aún más la actividad económica del país.

“En ese momento”, dice Simón, “yo sentí que me caían 300 kilos de piedras sobre la espalda. También me puse en su lugar y pensé: ¡Qué valor tiene este tío!

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