Mi cajón es desastre,
no de sastre, chiquillo;
lo mismo tengo flores
que para coser hilo.

También tengo frutillas
de sabores bien finos
y entre col y lechuga
un par de buenos libros.

Un juego de parchís,
un muñeco tullido
y que mete la pata
a mi menor descuido.

No hay sitio en mi "desastre"
para mal rollo y líos;
mi desastre es cajón
de paz y de cariño.

¿Qué quieres un helado
del sabor más divino?
abre el "desastre" y toma
un natanueces rico.

Mi desastre te lleva
a bellos paraísos
donde reina la paz,
las risas de los niños.

Donde siempre es verano,
donde todo es sencillo
y a pesar del calor
cantamos villancicos.

Noemí.