Luces y sombras,
más sombras que luces,
incertidumbre y miedo.

Huele a horno, a fiesta;
jueves de Ascensión y vestidos blancos,
olor a Heno de Pravia y Maderas de Oriente.

Monstruos en la madera del techo,
reviven al compás de mi febrícula;
ahora calor, luego frío, más tarde, sudor.

Huele a chocolate,
su perfume atenaza mi garganta.
¿Desde cuándo no me gusta?
El azúcar glass convierte las rosquillas
en blancas rosas de mayo.

¡No gritéis, que no puedo jugar!
Hay un ramo de flores en la repisa de la ventana,
huele a poemas, a rosas de Jericó.
¡No son para mí, pero los sé de memoria.. tanto ensayar!

Llegó la hora del rosario,
me quedo a solas con mi abuela
que refrescará mi frente.

Antes de las cinco escuché la palabra mágica:
¡Cloranfenicol!

Mi cama es un albero
y todas las banderillas son para mí:

¡Cloranfenicol!

Noemí.