amor entre madre e hija, Taller de aprendizaje de poesía

Igual que la primavera,
un día hermoso de abril
de modo casi sutil
llenaste mi vida entera.

Niña que no amamanté,
luz de mis ojos mayores,
alma limpia de rencores,
piel que mil veces besé.

Flor muy rara entre las flores,
por ello, siempre querida
llevas contigo una herida
que disfrazas de colores.

Dicen que eres perniciosa,
que tú no sabes querer,
que es pecado tu placer,
que eres una negra rosa,

que ofendes al Creador.
¿Por quien fuiste tú creada
para así ser castigada
por quien predica el amor?

Eres nieve en el verano,
rubio trigo en pleno enero
la Navidad en febrero
dolor en el cuerpo sano.

Si Dios el Sumo Hacedor,
te hizo así, de esa manera,
¿Qué potestad, que quimera
puede causarte dolor?

Seré mar para tu llanto,
loba para defenderte,
inmensa para quererte
y para tu frío, manto.

¡Sueña, ama a tope la vida,
vive tu naturaleza
y sorda ante la vileza
sé tú, mi niña querida!

Mari.