El Blanco se elevaba hacia la luna
frío, espectral, azul, como una pompa muerta...

Para los aprencidices:

Para dar un alivio a estas penas,
que me parten la frente y el alma,
me he quedado mirando a la luna
a través de las finas acacias.
En la luna hay algo que sufre,
entre un nimbo divino de plata:
hay algo que besa los ojos
y que seca, llorando, las lágrimas.
Yo no sé lo que tiene la luna,
que acaricia, que duerme y que calma,
y que mira en silencio al rendido
con inmensas piedades de santa.
Y esta noche que sufro y que pienso
libertar de esta carne a mi alma,
me he quedado mirando a la luna
a través de las finas acacias.

J. R. Jimènez