Marcando iba la vida
la senda del dolor y el sufrimiento;
a valores asida,
con el presentimiento
y el temor del fracaso en el intento.

Largos días de invierno,
añorando la luz de primavera;
sumida en el averno,
soñando en la quimera,
callada en la tristeza de la espera.

Después del aguacero
reverdecen las sendas y caminos;
cuando acabe febrero
brillarán más los pinos,
plenos los campos, de olores y trinos.

Noemí