La vida...

La vida
es todo un día de mañana a noche.

Nacemos amaneciendo, llenando el día de vida,
y, avanzando hora tras hora, vivimos la niñez por la mañana,
sin apenas darnos cuenta,
hasta vernos sumergidos
en frágil e insegura adolescencia,
que empieza a modelar nuestra persona.

En nuestro medio día,
la juventud plagada de ilusiones
y algún inesperado desengaño, hace acto de presencia,
y el ego, que tanta fuerza tiene,
nos hace creer capaces de heredar el mundo...,

... Y así empieza la tarde:
nuestras almas se llenan de brillos y esperanzas
por unos cuantos años;
ya es presente el futuro que alguna vez soñamos,
y el mundo que quisimos heredar
nuestra parte valiosa nos ha dado,
que, como aquellos talentos,
cada cual administra a su manera.

Atardeciendo -al ocaso-, las luces empiezan a caer,
nuestra vida se torna mas tranquila,
y no tantas cosas nos llaman la atención
ahora que todo el tiempo es nuestro,
ahora que haremos
lo que no pudimos en la larga tarde.
Surgen algunas sombras sin quererlo,
empezamos a usar menos la noche,
y hasta quisiéramos no verla llegar.

Pero llega, y con ella el crepúsculo
a la espera de la nueva vida,
la que esperamos las entes con fe.

Plazalagua.