PARÁBOLA...

PARÁBOLA

Con tu pierna resguardas mi cadera
delimitas un mundo de carne y calor.
Vamos hacia el sueño.

Estamos juntos
y dormir es entonces
la caricia más lenta.

Ensayamos sin drama
el final que vendrá,
este partirse la vida

en dos.

Quién observará antes
estos ojos apagados,
imposibles de acariciar los cuerpos.

Quién sentirá primero
el silencio egoísta de los muertos
que tanto hemos amado.

Te mueves. Despiertas.

El tiempo se sacia cada vez
que Lázaro camina.

ALBA GONZÁLEZ SANZ