La polémica interpretada por la crítica reciente...

La polémica interpretada por la crítica reciente
Orozco Díaz.

Así la única comedia completa de Góngora, Las firmezas de Isabela, se distancia al máximo.

Una de las pocas interpretaciones plausibles de que disponemos hasta la fecha se debe a Emilio Orozco Díaz, para quien el móvil de la disputa reside en el enfrentamiento de dos poetas rigurosamente contemporáneos, Luis de Góngora y Lope de Vega, cuyas aspiraciones al principado del Parnaso eran por definición incompatibles. Y sin embargo no se movían en el mismo terreno y sus estrategias eran diametralmente opuestas. Durante cuatro o cinco décadas de actividad, Lope ensayó con ardor infatigable nuevas pautas genéricas, nuevos modelos clásicos o modernos que emular, nuevas maniobras para buscarse mecenas y valedores y nuevas fórmulas editoriales para presentar sus obras al público en libros impresos. De ahí sus asombrosas «fecundidad» y versatilidad. Por contraste se aprecia en Luis de Góngora, breve en sus escritos y parco en operaciones visibles para promocionarlos o justificarlos, una actitud cauta y reservada y una trayectoria lineal y firme. Si evolucionó, es por despliegue y complicación gradual de algo que parece haber estado ahí desde el principio. Lejos de invadir el terreno ajeno, no hizo más que demarcarse y afirmar su radical originalidad en los pocos géneros que tocó. Por ello en las ocasiones en que se expresó acerca de su rival lo hizo con agudeza burlona, ya fuese para ridiculizar la exuberancia de sus ambiciones literarias y sociales, ya para defenderse con ademán de imperturbable superioridad. Lope de Vega se esfuerza en cambio por ganar amigos y fama respondiendo a los estímulos de su entorno cercano, entre los cuales destaca el que emana de Góngora y de sus admiradores5. Todo esto se palpa en el trabajo de Orozco, que tuvo el mérito de acercarnos, mediante la erudición y la empatía, a la oficina de dos grandes escritores y al enfrentamiento de sus personalidades tan distintas. Sin embargo, la rivalidad de dos individuos no basta como explicación histórica de una polémica en la que intervienen decenas de personas directamente y centenares de modo tangencial.