La poesía culterana, la más compleja y cultivada especialmente...

La poesía culterana, la más compleja y cultivada especialmente en su última etapa, está representada por dos obras: la Fábulade Polifemo y Galatea (en 63 octavas reales, como la del margen, el poeta narra el amor que siente el cíclope Polifemo por la ninfa Galatea, cuyo corazón, sin embargo, pertenece al pastor Acis, que no puede evitar morir aplastado por un gran peñasco que le arroja el celoso cíclope (“Un monte era de miembros eminente”, dice de Polifemo otra octava). La segunda obra culterana se titula las Soledades, una especie de canto a la naturaleza (mares, playas, ríos, bosques, montes…) escrito en silvas, que iba a constar en un principio de cuatro partes (juventud, adolescencia, madurez y senectud), de las cuales sólo logró escribir el poeta la primera y parte de la segunda. En ellas un náufrago llega a una playa donde le dan asilo unos pastores; vive con ellos escenas de bodas, de pesca, juegos atléticos…

He aquí una octava real de Góngora perteneciente a la Fábula de Polifemo y Galatea:

“De este, pues, formidable de la tierra

bostezo el melancólico vacío,

a Polifemo, horror de aquella sierra,

bárbara choza es, albergue umbrío

y redil espacioso donde encierra

cuanto las cumbres ásperas cabrío

de los montes esconde: copia bella

que un silbo pinta y un peñasco sella.”

Estilo

Góngora emplea un lenguaje muy difícil cuajado de cultismos léxicos (“flamígero”, “rutilante”, “caliginoso”…), sintácticos (a veces adelantando el complemento al nombre que complementa: “de este pues formidable de la tierra bostezo”; otras, colocando el verbo al final de la oración: “los bueyes a su albergue reducía”) y semánticos (“aplauso”, “lascivo”…). En otras ocasiones lo recarga de los más variados recursos expresivos, como perífrasis: “donde espumoso el mar sicilïano” (el Mediterráneo); abundantes y atrevidas metáforas: el freno de oro, bostezo de la tierra, un monte de miembros, cuna dorada, “erizo es el zurrón de la castaña”…; hipérbatos retorcidos hasta la exageración (en la octava real del margen tenemos palpables ejemplos): “estas que me dictó rimas sonoras,/ culta sí, aunque bucólica, Talía” (Estas rimas que Talía –culta pese a ser campesina- me dictó); aliteraciones: “infame turba de nocturnas aves”; alusiones mitológicas: Polifemo, Galatea, Acis, Vulcano, Leteo, Musas, Fama, Tifeo, Hero, Leandro, Orfeo y un largo etcétera