CUANDO huía.-...

CUANDO huía.-
En un vuelo de tocas trastornadas,
de la impetuosa voluntad de mi deseo,
se refugiaba en un rincón, como una gata…
pero sus uñas eran más dulces que mis besos…
Se le venía el velo hasta los ojos mágicos;
surgían leves rizos del cortado cabello,
rizos que descubrían un jardín imprevisto,
¡aquellos rizos de oro en los ojos inmensos!
Y en la proximidad ardiente del placer de su carne

me incendiaba el olor de todos sus secretos,
aquel olor más fuerte para mí…y para ella…
¡que el olor de los lirios y el olor del incienso.

Juan Ramón Jimenez