Claro, de eso se nutren, de la indiferencia de algunos...

Hoy quiero condenar
el mal de la palabra.
La palabra que hiriente
el corazón nos mata,
la palabra traidora
que lacera las almas.

La palabra que al viento,
cual rosa deshojada,
quiere minar tu ser
y entristecer miradas.
La palabra sutil
con intención insana.

¡Pase de mí este cáliz,
ay maldita palabra!
Vete, porque en el mundo
nadie teme tus zarpas.
Vete, que de la vida
la belleza arrebatas.

Noemí

Hoy hace 109 años del nacimiento de Miguel Hernández.

Me gusta tu poema.

Que pena Miguel Hernández.

Un abrazo

Gracias, COMPI.
Es un romancillo heptasílabo.

Muy bonito y real, ¡a veces cuanto daño hace la palabra!

Que fácil es para algunos el insulto, la vejación, parece que lo llevan grabado a fuego en su ADN.

Ante situaciones así hace más daño el mirar para otro lado que la propia palabra ofensiva en si.

Claro, de eso se nutren, de la indiferencia de algunos mientras no les afecte directamente y de la ignorancia de otros, en el fondo ni los unos ni los otros les dan la razón, pero por unas causas o por otras prefieren no dar la cara y de eso se aprovechan estas "aves".

Un abrazo NOEMÍ.