MADRE...

MADRE

Madre, la palabra más dulce
La entraña compasión del universo
Las gotas eternas de la palpitación
El humilde rostro del misterio
Las lagrimas viajeras de la creación.

Cuando las horas se callan
Pronuncio tu nombre
Cuando las luces duermen
Tu sonrisa alumbra mi cielo
Cuando respiro vuelvo a tu refugio
A los espacios paridos del para siempre.

Todas las auroras tienen su rutina
Su lozanía existencial
El ocaso con su adiós incomprendido
La soledad desgarrando
El sublime sacrificio.

Madre, ya no son tus días los míos
Son la fragilidad del tiempo
Los ratos del ensueño
Tu pueblo y el mío
Tu risa peregrina agitando
Las ventanas del viento.

Ya no lloran las ausencias
Ya no esperan gratitud
El amor no implora
Es simple su siembra
Es inmensa su cosecha
Es la paz de tu presencia.

EH