XXV...

XXV

Vengo de la otra orilla
Cruzando el rio de la existencia
No es melancolía el alma mía
Es mi corazón preguntando su razón
¿Cuál era el color del nacimiento?
Acaso el misterio tenia arrugas
Clamando su eco
La lejanía siempre andante
Peregrinando su sombra
¿Cómo era el mundo?
Cuando era huérfano
Un niño errante del universo.

La vida no espera sus horas
Tiene su propia vigilia
Alentando sus noches y días
Traza la línea de su aliento
Su ruido copula con el silencio
Advierte su propia cuadratura
Hace historia en cada sino.

Mi cuerpo no es el mismo
Ni a la hora del desayuno
Ni a la hora del almuerzo
Ni a la hora de la cena
Ni a la hora que se acuesta
Con el cansancio del tiempo
Ni a la hora que ríe con el amor.

Mi “Yo” no es el mundo
Y el mundo no es el mío
Su cuerpo no es absoluto
Son incontables sus letanías
Arrodilla sus plegarias
Para calmar sus ansias.

Mi espíritu está viajando
Es océano sin puerto
La intimidad del todo
La paz de la nada
Navegando sin atuendo.

EH
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
¡Bonito poema Enrique!, hace tiempo que no te veíamos por aquí, sigue interviniendo.