DESDE MI ATALAYA...

DESDE MI ATALAYA

El GOBERNADOR CIVIL
(Cargo político de la dictadura que era la máxima autoridad Civil de la provincia).

La feria grande de Jaén se celebra en el mes de Octubre, la última de todas las provincias andaluzas, normalmente es una feria lluviosa y de muy mal tiempo pero al menos antiguamente era casi obligatorio que los hombres fuesen a esa feria, unas veces por necesidades comerciales, feria de ganado, u otros negocios, o con fines simplemente de diversión y de espectáculos que entonces en los pueblos pequeños no existían: corridas de toros, circo, teatro, fijaros que he dicho los hombres porque aquellos eran tiempos en los que la mujer todavía no había entrado en este mundo con igualdad de oportunidades. La mujer estaba en su casa, con sus hijos, con la tarea diaria de limpieza, de comidas, de ropa, que no tenían tiempo para muchas diversiones, al menos en el ambiente en el que yo me desenvolvía.
Mi padre hombre que le gustaba disfrutar de todo, que era emprendedor y bastante busca vidas, no se solía perder la feria de San Lucas. Aquel año había ido acompañado con su buen amigo Manuel Espinosa, el Pollo y como era habitual fue una feria pasada por agua, un temporal de agua y viento y un ambiente bastante desapacible.
Estuvieron toda la mañana en la feria aguantando el chaparrón, después fueron a los toros porque toreaba Luis Miguel Dominguín, gran torero, padre de Miguel Bossé, del que mi padre era gran admirador.
Y luego por la noche decidieron ir a ver una Revista que había en el Teatro Cervantes y que actuaba una compañía de Madrid que todos los años, por estas fechas, hacían acto de presencia en la feria.
Entraron en el teatro, lleno hasta la bandera, y como no encontraban sitio y además estaban tremendamente cansados por el día tan desapacible, mi padre que siempre fue un hombre con bastantes facultades para dominar una situación se dio cuenta que había un palco en el teatro que estaba vacío y, ni corto ni perezoso pensó, ahí está mi asiento. Se sale del patio de butacas, sube unas escaleras y todo sigilosamente se mete en el palco y se sienta.
No había hecho nada más que entrar cuando irrumpe en él un policía nacional, antiguos grises, y se dirige a mi padre diciendo:
-Oiga que hace Vd. aquí.
Mi padre todo suplicante, con cara de inocente y de paleto de pueblo le contesta:
- Mire que esta mañana muy temprano vine a Jaén, he pasado un día tremendo, estoy muy cansado y como no encontraba sitio y este estaba vacío, me dije, voy a ver si puedo descansar aquí.
El policía de nuevo:
- Sabe Vd. que este es el palco del Gobernador Civil
Mi padre da un salto, se levanta, y todo suplicante dice:
-Perdone Vd. yo no sabían nada. Me voy enseguida
Y aquel gris, todos los grises no serían malos, tuvo compasión con el cateto de pueblo y le contesta
-Bueno como a lo mejor ya no va a venir el Gobernador le voy a permitir que siga ahí. Pero si yo le veo llegar subiré en seguida para decirle que se marche.
Imaginaros la cara de mi padre, la de reverencias que le hizo al poli, y lo feliz que se sintió imaginándose Gobernador Civil, por un rato.
Empieza la función, mi padre encantadísimo, y su amigo Manuel Espinosa que lo ve allí sentado le dice por señas: Me voy contigo a lo que mi padre por señas le contesta: No eso es imposible, luego hablamos.
Y así fue como Manuel Lara, Manolo el Sordillo fue Gobernador por unas horas porque el verdadero no apareció. Y luego se jactaba ante su amigo de lo bien que lo había pasado, con la consiguiente envidia sana de su acompañante y amigo Manuel Espinosa.