TESTIMONIOS DEL CORONAVIRUS....

TESTIMONIOS DEL CORONAVIRUS.

Carta de la dueña de una frutería: «He decidido traspasar mi negocio y empezar una nueva vida rural»

«Estos meses han sido los peores de mi vida en el trabajo. He visto miedo, desesperación y egoísmo en los ojos de muchos clientes»

Silvia López.

Actualizado: 13/07/2020 03:52h.

Debido a la crisis del coronavirus he decidido traspasar mi negocio y empezar una nueva vida rural.

Regento una frutería desde hace diez años (cuatro por cuenta ajena y seis como autónoma). Junto a mi familia hemos conseguido vivir de ella a base de mucho esfuerzo, horas y sacrificios personales, pagando impuestos abusivos que no nos dejan librarnos de las deudas.

Este 2020 por fin me iba a casar y a buscar un hogar donde formar nuestra nueva familia y... ¡boom! Llega el temido coronavirus y todos nuestros sueños se convierten en confeti. De repente me sentí débil y con mucho miedo. Cerraron los colegios, los bares y los comercios.

Tomamos la primera decisión que marcaría los siguientes acontecimientos: cerrar la frutería. A pesar de la ruina que nos iba a generar consideramos que era la mejor opción, puesto que mi madre trabajaba conmigo y mi abuela de 89 años vivía con ella. Preferimos anteponer la salud de nuestra familia a la economía. Las futerías somos esenciales, lo cual significa que no recibimos ninguna ayuda del Estado.

En mayo volvimos a trabajar invirtiendo dinero, que no era nuestro, en mamparas, guantes, mascarillas, etcétera. Toca empezar a vivir en la nueva normalidad.

Estos meses han sido los peores de mi vida en el trabajo. He visto miedo, desesperación y egoísmo en los ojos de muchos clientes, pero lo que más me ha dolido sin lugar a dudas ha sido la falta de empatía y humanidad de muchas personas.

Después de todo este panorama tomé la decisión más difícil: traspasar mi negocio. Toca empezar de cero. En la ciudad era misión imposible debido al elevado precio de la vivienda y las jornadas incompatibles con la maternidad. Tuvimos la idea de ponernos en contacto con el ayuntamiento del pueblo de nuestros abuelos, con apenas 500 habitantes.

Después de unos días nos telefoneó la alcaldesa, quien nos ha dado mucho ánimo y fuerzas para empezar nuestra nueva vida y nos ofreció ayuda para encontrar trabajo y casa. Y así estamos, con las maletas hechas y un millón de esperanzas rumbo a nuestro nuevo hogar.

* Silvia López Terrón tiene 30 años y es de Valencia.