Stiglitz contra el TTIP: 5 argumentos contundentes con pregunta final, Tribuna libre

Stiglitz contra el TTIP: 5 argumentos contundentes con pregunta final

Del artículo del Premio Nobel Joseph Stiglitz que publica el Ara sobre el Ttipia destaco 5 puntos fundamentales que vale la pena retener, trabajar y difundir:

1.- Los "acuerdos de asociación" como el Acuerdo de Asociación Transpacífico (Ttipia) han sucedido los que se conocía como "acuerdos de libre comercio", unos acuerdos de comercio manipulados, hechos a medida para los grandes intereses empresariales de Estados Unidos y la Unión Europea. Lo fundamental a retener es que no son acuerdos entre iguales: en la práctica, los Estados Unidos en dictan las condiciones. Afortunadamente, sin embargo, los socios de los Estados Unidos cada vez se resisten más a firmar él. En el caso del Ttipia, los acuerdos van mucho más allá del comercio; también regulan las inversiones y la propiedad intelectual e imponen cambios fundamentales en los marcos jurídicos, judiciales y reglamentarios de los estados sin la participación ni el control de las instituciones democráticas.

2.- La parte más deshonesta de acuerdos con el Ttipia es la relativa a la protección de los inversores, que ya poco tiene que ver con la cláusula clásica sobre la expropiación del patrimonio: el verdadero propósito de estas disposiciones es impedir que se promulguen normas (en materia de sanidad, medio ambiente, seguridad y finanzas) para proteger la propia economía y la ciudadanía de cada Estado. En virtud de las disposiciones que impone el Ttipia, las empresas pueden demandar a los gobiernos y reclamarlos que se las indemnice íntegramente por cualquier reducción de los beneficios futuros esperados derivada de cambios normativos. De hecho, ya hay ejemplos concretos y abominables: Philip Morris ha demandado Uruguay y Australia por haber obligado a los fabricantes a colocar etiquetas para advertir de los riesgos del tabaquismo los paquetes de tabaco con imágenes explícitas que ilustran las consecuencias del consumo de tabaco. Pero el caso es que el etiquetado funciona: disuade la población de fumar. Por este motivo, ahora Philip Morris reclama que se le indemnice por los beneficios que ha dejado de percibir.

Así pues, si en el
futuro
se descubre que algún otro producto provoca problemas de salud (hay que recordar el caso del amianto), en lugar de tener que afrontar demandas por los costes que nos hayan sido impuestos a nosotros, el fabricante podría demandó al gobierno para impedirle que continúe causando la muerte a más personas. Lo mismo podría pasar si nuestros gobiernos establecieran una reglamentación más estricta para protegernos del impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero.

3.- Stiglitz habla de manera preferente del sistema de gobierno de Estados Unidos, pero para defender el bien común es necesario que los Estados dispongan de un poder judicial imparcial y público, basado en los principios de la transparencia y la posibilidad de recurrir las decisiones desfavorables. Sin embargo, nos advierte Stiglitz, todo esto está quedando arrinconado en los EEUU -o puede ser imposible de conseguir en otros países- ya que los nuevos acuerdos disponen el recurso a un arbitraje privado, falto de transparencia y muy costoso, en los que caros abogados de las empresas privadas pueden tener mucha ventaja sobre el cuerpo de abogados del Estado. Además, en la aplicación del mecanismo que impone el Ttipia, abundan los conflictos de interés, de forma que, por ejemplo, los árbitros pueden ser jueces en un caso y parte en otro relacionado.

4.- Aungmenten las desigualdades de acceso a la justicia, ya que los procesos son tan caros que, para defenderse en la causa contra Philip Morris, Uruguay ha tenido que pedir ayuda a Michael Bloomberg ya otros norteamericanos adinerados y comprometidos con la salud. Además, las grandes empresas pueden interponer demandas, pero otros interesados ​​ no. En caso de que no se respeten otros compromisos (en materia laboral o medioambiental, por ejemplo), los ciudadanos, los sindicatos y los colectivos de la sociedad civil no tienen derecho a interponer. En este sentido, juristas de gran renombre denuncian que el Ttipia no respeta los principios básicos de igualdad ante la ley.

5.- Aumenta el conflicto entre intereses privados e interés general, no sólo por el desequilibrio en la defensa sino porque, además, las grandes empresas de los países avanzados pueden constituir filiales en estados firmantes de acuerdos, invertir en su país de origen para medio de estas filiales y, a continuación, interponer demandas, lo que les proporciona una nueva vía para bloquear reglamentaciones. De esta manera se aseguran legislaciones favorables a sus intereses y no los de la población cada vez más empobrecida y despojada de derechos.

Stiglitz termina preguntándose si debemos permitir que grandes empresas se aprovechen de disposiciones ocultas en supuestos acuerdos comerciales para dictar cómo viviremos en el siglo XXI. Y Stiglitz mismo se contesta expresando su deseo de que la ciudadanía de los Estados Unidos, de Europa y del Pacífico respondan con un NO rotundo.