Transición Española, Tribuna libre

Transición Española.

El año que se crearon en España más de 100 partidos.

En 1977 proliferaron los partidos políticos a un ritmo medio de dos nuevos cada semana.

ROBERTO PÉREZ. Madrid.

Actualizado: 17/07/2017 01:40h.

En 1977, España vivió una auténtica fiebre de creación de partidos políticos. Fue una auténtica inflación, una suerte de «burbuja» de movimientos políticos que el tiempo -con rapidez- se encargó de cribar. De los muchos partidos que surgieron entonces, una amplísima porción se quedó por el camino, barridos por la irrelevancia o disueltos en procesos de fusión bajo las siglas de otras formaciones de mayor envergadura.

El «boom» del nacimiento de los partidos políticos llegó de la mano del decreto ley sobre el derecho de asociación política, el 8 de febrero de 1977. Fue el que permitió, aquel mismo año, la inscripción de 103 partidos políticos en España, legalizados a todos los efectos. Eso deja una media de dos nuevos cada semana.

Aquel decreto ley se había visto precedido por otras medidas previas. Por ejemplo, el incipiente Estatuto de Asociaciones Políticas de 21 de diciembre de 1974, todavía bajo el régimen franquista, al que siguió -muerto ya Franco- la Ley de 14 de junio de 1976 sobre el derecho de asociación política.

El precedente del año 1976
En 1976, veintidós formaciones solicitaron inscribirse en el nuevo Registro de Asociaciones Políticas a que dio lugar la ley de 14 de junio de aquel año. A primeros de octubre, varias de ellas ya habían obtenido el visto bueno para su inscripción legalizada en dicho registro. Entre ellas figuraban el Partido Laborista -nada que ver con el británico-, promovido por Rafael Quetglas Vicens y Emilio Galana Arroyo; Partido Agrario Español, impulsado por Luis Ramírez Plaza y José Juliá Gómez; Falange Española de las JONS, a iniciativa de Raimundo Fernández Cuesta y Manuel Valdés Larrañaga; Unión Nacional Española, promovida por el carlista Ricardo Larrainzar Yoldi y por Carlos Arauz de Robles; Partido Social Regionalista, impulsado por Ramón Forcadell Prats, otro antiguo carlista que fue también alcalde de Ulldecona (Tarragona); Unión del Pueblo Español, promovido por francisco Abellá Martín y Fernando Dancausa de Miguel.

Nueva Izquierda Nacional, Partido Socialista Demócrata Español y un originario Partido Popular promovido por quien luego llegaría a ser ministro en los gobiernos de UCD, Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona.

En la extrema derecha afloró también Fuerza Nueva, que aquel 1976 solicitó su inscripción en el Registro de Asociaciones Políticas. Fuerza Nueva fue promovida por Blas Piñar junto a Ángel Ortuño Muñoz. Blas Piñar se convirtió en cabeza visible de este partido de ultraderecha y obtuvo escaño en el Congreso en las elecciones generales de 1979.

El «boom» de 1977
Aquel puñado de organizaciones inscritas en el Registro de Asociaciones Políticas de 1976 fue solo un pequeño aperitivo de la masiva proliferación de partidos que se iba a producir en 1977, al calor del nuevo marco legal que, a su vez, fue consecuencia inmediata de la Ley para la Reforma Política aprobada el 6 de diciembre de 1976.

La lista de partidos que se fundaron y legalizaron en 1977 fue enorme, una rareza absoluta en al historia de España. Fue un minifundismo absoluto y, en sí mismo, inviable de sostener en el escenario político que se abría en España.

Democracia Cristiana Vasca, Partido Popular Canario, Alianza Foral Navarra, Partido Social Demócrata de Castilla y León, Democracia Cristiana Aragonesa, Acción Liberal Vasca, Guipúzcoa Unida, Partido Reformista Independiente, Partido Nacional y Andaluz Novena Provincia o Partido Socialdemócrata Salmantino fueron algunos de los nombres que afloraron aquel 1977.

Junto a ellos, los más conocidos, caso del PSOE, que se formalizó legalmente el 17 de febrero de 1977. El mismo día que se inscribió el PSOE se registraron otras formaciones tan curiosas como el Partido Proverista, promovido por el abogado sevillano -afincado en Vitoria- Manuel Maysounave. Entre los singulares postulados del Partido Proverista figuraba la reclamación de una autonomía unificada que englobara los territorios del País Vasco, Navarra y La Rioja.

En las primeras elecciones democráticas de 1977se apreció claramente esa enorme atomización del escenario partidista español. A los comicios concurrieron 82 candidaturas, pero solo obtuvieron escaño una docena de ellas. El grueso de los escaños los acaparó UCD (165) y el PSOE (118). El Partido Comunista d eEspaña (PCE) se hizo con 20 escaños, la Alianza Popular (AP) de Manuel Fraga con 16, con 11 CiU y ocho obtuvo el PNV. El resto se los repartieron formaciones minoritarias entre las que se contaban la llamada Candidatura Aragonesa Independiente de Centro, Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) o la nacionalista vasca Euskadiko Ezquerra, que con el tiempo se integró en las filas del Partido Socialista.

En 1978 se redujo drásticamente el ritmo de creación de nuevos partidos. Aquel año nacieron 26. En total, entre 1976 y 1978, se legalizaron en España unas 150 formaciones políticas.