De pena y de gasto, Tribuna libre

El perpetuo olvido de los cuarteles de Campamento

Carmena busca reactivar un proyecto urbanístico estancado desde hace trece años

El Consistorio expondrá el miércoles a Defensa un boceto sobre el plan a negoci

@asmoya10
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Madrid
Actualizado:
08/10/2018 13:20h
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La fortaleza, a simple vista, resulta inexpugnable. Los muros que rodean al antiguo Cuartel Alfonso XIII se elevan por encima de los cuatro metros y allí donde el hormigón baja en altura, los alambres de espino hacen el resto. Un cartel colocado en uno de los portones –cerrados todos a cal y canto– marca el camino de vuelta a intrépidos y curiosos: «Zona militar, prohibido el paso». El recinto, abandonado desde hace años, es tan solo una pequeña parte de la malograda Operación Campamento: un plan urbanístico acordado en 2005 –aunque proyectado originalmente en 1989– por los ejecutivos de Ruiz-Gallardón (en el Ayuntamiento) y Zapatero (en el Gobierno central) que dibujaba la construcción de 22.100 viviendas sobre los extensos terrenos militares en desuso, ubicados al suroeste de la capital.

Trece años después de aquello, Manuela Carmena anunció el 25 de septiembre su intención de reactivar el proyecto. «Cuando hablamos de la desigualdad en Madrid sabemos que es como una mancha de leopardo: siempre hay una tensión entre el norte y el sur, por eso queremos que nuestro gran proyecto de futuro sea la AP-123 del suroeste», explicaba en el Debate sobre el Estado de la Ciudad, sin hacer referencia al nombre original de la operación. Fuentes del Área de Desarrollo Urbano Sostenible, que dirige el concejal José Manuel Calvo, señalan que la propuesta, «netamente pública», ya está en marcha. «Se está redactando», sostienen, con el próximo miércoles como fecha límite para su finalización. Ese día, el Consistorio expondrá a Defensa un primer boceto sobre el que iniciar una negociación que se prevé compleja.

Encima de la mesa está la construcción de 11.120 viviendas, de las cuales el 40 por ciento serían libres, el 37 de precio limitado y el 23 de protección pública, con 1.100 en régimen de alquiler social. De las cerca de 900 hectáreas afectadas, buena parte son solares, parcelas deshabitadas que en su día albergaron edificios históricos como el Centro Técnico de Intendencia, el Almacén, el Edificio de Mando del Polígono de Experiencias, la Iglesia/Capilla neomudéjar y el Pabellón Muñoz Grandes (el más simbólico de los Cuarteles de Campamento), a ambos lados del Paseo de Extremadura).

Puerta de entrada a uno de los edificios, en estado de abandono
Puerta de entrada a uno de los edificios, en estado de abandono
Frenazos y marcha atrás

La Operación Campamento comenzó a plantearse en 1989. Distintas administraciones mostraron interés, pero la idea no cuajó hasta el convenio de 2005. Tampoco entonces se concretó. En 2011, el PSOE en el Gobierno de la nación la retoma: aprueba en Consejo de Ministros que Defensa venda el 51 por ciento del suelo de Campamento a Fomento. Se iniciaron los derribos, pero en 2013, el Gobierno del PP devolvió los terrenos a Defensa y calificó la operación de «inviable». La última peripecia, en 2015, se produjo cuando el dueño del grupo Wanda se interesó en este suelo, algo que también se frustró.

Del viejo conjunto, solo permanecen la Torre de Tiro del Polígono de Experiencias, el Picadero cubierto, los Pabellones de la Estación Militar y el Cuartel Alfonso XIII. Este último, dada su envergadura, representa la caída en desgracia de un espacio vandalizado y con riesgo de desprendimientos. Los grafitis inundan cientos de estancias entre sus tres bloques que aún continúan en pie. El hollín revela los trazos de pequeños fuegos provocados, mientras que los restos de cristales y vasos de plástico hacen lo propio con la presencia de personas que logran sortear el perímetro para hacer botellón. «Se cuelan por un agujero que hay entre los matorrales», explica un hombre, mientras pasea junto a un pastor alemán.

Lo cierto es que las «trampas» están presentes a cada paso. Hundimientos en el suelo, trozos de falso techo caídos o barandillas de seguridad destruidas son solo algunos ejemplos. Pese a que los vestuarios aún conservan parte de los azulejos, los sanitarios, platos de ducha y lavabos están destrozados. En el exterior, la maleza se apelmaza en la parte más próxima a la A-5, poniendo la «guinda» a un complejo más propio de un decorado de la serie «The Walking Dead» que de una estructura a cuyas puertas pasan cada día miles de conductores.

Los grafitis inundan las estancias (en la imagen, una capilla) de los cuarteles
Los grafitis inundan las estancias (en la imagen, una capilla) de los cuarteles
Al otro lado de la carretera, tres pequeñas edificaciones de los años 50 resisten junto al polideportivo de Aluche. Se trata de dos vestuarios militares y una capilla, pertenecientes a los antiguos Pabellones de la Estación Militar de Campamento. Al igual que en el anterior enclave, las pintadas y los destrozos son la principal seña de identidad de unas ruinas que contrastan con el inmenso solar del resto de la parcela. El acceso, cercado por una valla, no resulta complicado. «Hay agujeros por todos los lados, desde hace años nadie vigila», advierte una joven que prefiere atajar por el sinuoso camino a dar toda la vuelta a través de la avenida de las Águilas.

Elementos protegidos

El sendero también conserva los vestigios de una fuente, así como el pequeño muro que rodeaba el jardín, catalogado –según la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio (MCyP)– como Parques y Jardines de Interés nivel 3 por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (Pgoum). La capilla y los vestuarios están protegidos como Edificios de Nivel 2. Precisamente, el desamparo de los elementos arquitectónicos es lo que, en palabras de Alberto Tellería, vocal técnico de MCyP, motivó la demolición de casi todo el complejo. «De forma sorprendente, se retiró la protección de muchos edificios y se demolieron», señala.

Los destrozos son notorios en casi todas las dependencias
Los destrozos son notorios en casi todas las dependencias
El caso más singular fue el del Pabellón Muñoz Grandes, derribado en 2012 pese a estar catalogado y con protección. Según una carta publicada entonces por MCyP y el Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema), el inmueble, levantado en 1920, fue «testigo de los acontecimientos ligados a la sublevación militar de julio de 1936». Desde allí, añade la misiva, «el general Miguel García de la Herrán inició la marcha sobre la capital en conexión con los sublevados del Cuartel de la Montaña y solo la reacción de la aviación de Getafe y Cuatro Vientos, junto a la de los leales a la República, abortó esta iniciativa».

Ahora, para que la entrada de la piqueta no vuelva a chocar con la historia, el vocal técnico de McyP considera que de reactivarse la Operación Campamento, los pocos edificios que quedan deberían ser conservados. «Actualmente, presentan riesgos de incendios, pintadas, vandalismo... Cuanto más se dañen, más costosa será la reparación», apunta. Mientras el Gobierno de Ahora Madrid busca dar con la tecla para que Defensa de luz verde al proyecto, los antiguos cuarteles de Campamento se erigen como esqueletos de una guerra donde no hay más enemigo que el inexorable paso del tiempo.