La felonía del PSOE aceleró la intervención
Que el Rey iba a responder esta semana al golpe separatista era una evidencia, pero la cuestión era elegir el momento y el mensaje oportuno de acuerdo con el Gobierno. Don Felipe llevaba desde el sábado siguiendo los acontecimientos en Cataluña, en contacto personal y telefónico con Mariano Rajoy, que ha acudido a despachar a La Zarzuela y que ayer anuló actos, y hablando con los líderes de distintos partidos.
Mientras Don Felipe hacía su trabajo de despacho, en la calle y en las redes sociales empezaba a impacientarse una opinión pública que no comprendía por qué el Rey tardaba tanto en comparecer, cuando Don Juan Carlos intervino la misma noche del 23-F. Fuentes cercanas a Don Felipe recordaban que, a diferencia de lo ocurrido entonces, en esta ocasión ni el Gobierno ni el Parlamento estaban secuestrados, y que el Rey intervendría en función de los acontecimientos.
Ese mensaje se interpretó como que Don Felipe esperaría para comparecer a que en Cataluña se declarara la independencia, para poner de manifiesto, como Jefe del Estado, que esa declaración no tendría efecto. Sin embargo, los separatistas podrían retrasar indefinidamente esa declaración sabedores de que cada día que pasara sin que apareciera el Rey en público se iría erosionando la imagen de la Corona, símbolo de la unidad que quieren romper.
Pero, además, Don Felipe eligió para trasladar su mensaje un momento de enorme preocupación entre los españoles, que advertían una paralización en la respuesta del Gobierno, al no aplicar el artículo 155; una deslealtad del PSOE, al pedir la reprobación de la vicepresidenta, y una humillación constante de las Fuerzas de Seguridad en Cataluña.
ABC.
Que el Rey iba a responder esta semana al golpe separatista era una evidencia, pero la cuestión era elegir el momento y el mensaje oportuno de acuerdo con el Gobierno. Don Felipe llevaba desde el sábado siguiendo los acontecimientos en Cataluña, en contacto personal y telefónico con Mariano Rajoy, que ha acudido a despachar a La Zarzuela y que ayer anuló actos, y hablando con los líderes de distintos partidos.
Mientras Don Felipe hacía su trabajo de despacho, en la calle y en las redes sociales empezaba a impacientarse una opinión pública que no comprendía por qué el Rey tardaba tanto en comparecer, cuando Don Juan Carlos intervino la misma noche del 23-F. Fuentes cercanas a Don Felipe recordaban que, a diferencia de lo ocurrido entonces, en esta ocasión ni el Gobierno ni el Parlamento estaban secuestrados, y que el Rey intervendría en función de los acontecimientos.
Ese mensaje se interpretó como que Don Felipe esperaría para comparecer a que en Cataluña se declarara la independencia, para poner de manifiesto, como Jefe del Estado, que esa declaración no tendría efecto. Sin embargo, los separatistas podrían retrasar indefinidamente esa declaración sabedores de que cada día que pasara sin que apareciera el Rey en público se iría erosionando la imagen de la Corona, símbolo de la unidad que quieren romper.
Pero, además, Don Felipe eligió para trasladar su mensaje un momento de enorme preocupación entre los españoles, que advertían una paralización en la respuesta del Gobierno, al no aplicar el artículo 155; una deslealtad del PSOE, al pedir la reprobación de la vicepresidenta, y una humillación constante de las Fuerzas de Seguridad en Cataluña.
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