EDITORIAL ABC....

EDITORIAL ABC.

Decepcionante Marlaska.

El ministro del Interior pudo haber pedido calma y tranquilidad, pero decidió traspasar una línea que nunca debió cruzar y pasar a ser uno más del montón de la izquierda.

ABC.

Actualizado:

10/07/2019 00:03h.

Hubo un tiempo en que el juez Fernando Grande-Marlaska sólo contaba con el apoyo de la derecha a la que ahora descalifica. Fue cuando dignificaba su toga investigando a ETA y su entramado político, formado en torno a Batasuna y a Arnaldo Otegi, mientras el Gobierno de Rodríguez Zapatero negociaba con los terroristas como nunca nadie lo había hecho. Hubo un tiempo, también, en que el juez Fernando Grande-Marlaska, sin que nadie le preguntara su orientación sexual ni su ideología, fue propuesto por la derecha a la que ahora descalifica para formar parte del CGPJ. Y hubo un tiempo, incluso, en que la derecha a la que ahora descalifica respetó, no sin cierta perplejidad, que saltara del gobierno de los jueces, a donde lo llevó esa derecha, al gobierno del PSOE.

Tras sus manifestaciones contra la derecha, en general, y Cs, en particular, con motivo del desfile del Orgullo Gay; y tras la filtración interesada de un informe policial que viene a responsabilizar a Cs de los incidentes del pasado sábado, Marlaska se ha convertido en una decepción para muchos españoles que vieron en él un ejemplo de independencia judicial; incluso también ahora de libertad de criterio político, aunque formara parte del gobierno socialista. Se puede ser político, pero no ingrato. Y tampoco se debe mentir, aunque la mentira sea ya el discurso central de la izquierda contra la derecha. Es lamentable que un hombre bien formado e inteligente como él acuse a la derecha de restringir derechos del colectivo LGTBI. Es un argumento zafio y mediocre, impropio del actual ministro del Interior en funciones. Ni él, ni nadie en la izquierda ha sido capaz de señalar una sola medida que restrinja derechos de los homosexuales en los pactos de gobierno del PP y Cs, algunos ya en ejecución, como el de Andalucía. Da lo mismo, porque la izquierda ha decidido malnutrirse de mentiras y volver a cruzar una línea socialmente muy peligrosa, como es la de estigmatizar y cubrir de infamias a opciones políticas rivales a las que se trata de expulsar del sistema.

El problema añadido en este caso concreto es que Grande-Marlaska es la máxima autoridad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y su comportamiento como activista LGTBI no fue compatible con esa responsabilidad pública. Menos aún atizar los ánimos contra Cs, a sabiendas de que pesaba un veto sectario y antidemocrático contra el partido naranja. Pero ya se sabe que si a Inés Arrimadas o a otro líder del centro-derecha le insultan gravemente los separatistas en Barcelona, o activistas radicales del movimiento arcoíris en el centro de Madrid, la culpa siempre será de ellos, esas «consecuencias» que anunció Grande-Marlaska. El ministro pudo haber pedido calma y tranquilidad, pero decidió cruzar una línea que nunca debió superar y pasar a ser uno más del montón de la izquierda.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Claro que pactar con VOX debe tener consecuencias. Espero que la sociedad lo tenga en cuenta a la hora de votar y decir eso no es ningún disparate. No estaba para nada relacionado con lo que le pasó a Cs. La maldad en la derecha parece que està institucionalizada.
Vaya tropa.