EDITORIAL ABC....

EDITORIAL ABC.

Sánchez desprecia al PP con cinismo.

Con afirmaciones tan despectivas hacia el PP, Sánchez no puede aspirar a alcanzar pactos de Estado. No es capaz de asumir la utilidad del centro-derecha en la recuperación.

ABC.

Actualizado: 09/07/2020 08:40h.

Pedro Sánchez ha dejado claro que nunca ha sido su intención pactar una gran coalición con el PP. Retorna así a su clásica estrategia del «no es no», aquella que le costó la secretaría general del PSOE y que afianzó sus alianzas con el separatismo vasco y catalán, con la extrema izquierda, e incluso con Bildu. Nunca ha ocultado su desdén por el constitucionalismo y por la moderación ideológica, pero ahora además lo deja escrito negro sobre blanco acreditando otra vez el cinismo de su comportamiento, su concepción espuria del poder, y su alejamiento de los grandes consensos que necesita España en este trance. Ahora se percibe en toda su nitidez la hipocresía de Sánchez cuando apeló al PP para suscribir una versión renovada de los Pactos de La Moncloa. Todo era mentira, una estratagema para salir lo menos perjudicado posible de su pésima gestión de la pandemia y, sobre todo, para poner de manifiesto que no concibe otra manera de manejar el poder que la sumisión de la derecha a sus decisiones, porque solo así será responsable. Durante tres meses, Sánchez se ha comportado de una manera cesarista, autoritaria, imponiendo el estado de alarma y la gobernación por decreto sin hablar con el líder de la oposición, y ninguneando a esa amplia franja de ciudadanos que abogan por la templanza política frente a la demagogia propagandística de los extremos. Sánchez ha demostrado ser un «hooligan» de la política, y no un muñidor de acuerdos democráticos acordes con la Constitución. No es un socialdemócrata al uso, sino un radical, un mercenario de la política para el que los principios se miden en función de su oportunismo.

En las actuales circunstancias, y con cualquier otro liderazgo en el PSOE, el entendimiento entre socialistas y populares habría sido más factible. Con Sánchez, es inviable. El presidente alega que la práctica desaparición del socialismo en Grecia se debió a los acuerdos del Pasok con la derecha en ese país. Olvida Sánchez que los códigos políticos allí son diferentes, que la insolvencia económica le condenó a un rescate bajo condiciones draconianas, y sobre todo que el Pasok basó muchos años de su poder en la mentira y la corrupción. Es otra excusa propia del mal pagador que es Sánchez, quien solo exige al PP claudicación y sometimiento a un socialismo que está abocando a España a la ruina. Sánchez no va a ser creíble en Europa ahora que además ha abierto la puerta a un rescate con «hombres de negro» y con una exigencia real de recortes y austeridad. Y con afirmaciones tan despectivas hacia el PP, tampoco puede aspirar a alcanzar pactos de Estado o la renovación de órganos constitucionales como el Poder Judicial. La soberbia le puede porque ni siquiera es capaz de asumir la utilidad del centro-derecha en la recuperación.