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A Ayuso le están haciendo campaña para ser candidata a La Moncloa y para ver si le da la estocada definitiva a Ciudadanos. Anda de gira por la rival preferente, Catalunya, y por Aragón, que le pilla de paso en el viaje y allí además de con los suyos puede entrevistarse con el díscolo Lambán. Ahora que el mundo se va a librar de Trump, un ser estrafalario y sin escrúpulos, le siguen naciendo esporas en otros lugares. Pero Pablo Casado, todo el PP en realidad, no se queda atrás en sus hazañas. La entrega de los fondos de reconstrucción de la UE está tropezando con el veto firme de Hungría y Polonia (Eslovenia se ha añadido también). No pueden permitir, dicen, que Bruselas vincule la entrega –que ellos también necesitan en grado sumo– al respeto a los Derechos Humanos que se pasan por el forro de su piel ultraderechista. Recuerdo por enésima vez que el intento de la UE de en su día echar al cabecilla, Viktor Orbán, lo frustró el PP español. Todo el mundo tiene que saberlo ¿verdad?

Ese mismo PP que ayer también fue el único de todo el bloque del PPE que no apoyó la moción del Europarlamento contra la regresión de los derechos de las mujeres en Polonia. Pese a los parlamentarios del PP como González Pons, Dolors Monserrat o García Margallo y el resto, se declaró inconstitucional la ley polaca que prohíbe el aborto en caso de "defecto grave e irreversible" del feto, aunque "ponga en peligro la salud y la vida de las mujeres". Todo el mundo tiene que saberlo, el PP español coquetea con la ultraderecha europea tratando de abarcar todo el campo que los votos le niegan. Al punto de significarse en una votación que iba a perder. Porque sabe que los medios a sus servicio no lo contarán y no lo sabrá todo el mundo.

Todo el mundo tiene que saber el país en el que vive, trufado de la involución y corrupción franquistas que no tocó el bipartidismo de las viejas glorias. Solo así se entiende que el Tribunal Supremo haya archivado la querella contra Javier Ortega Smith, secretario general de Vox, por decir que las '13 Rosas' "torturaban, asesinaban y violaban vilmente" en las 'checas' de Madrid, según la sentencia de un tribunal franquista. El Supremo de hoy considera que no son constitutivas de un delito de incitación al odio, calumnias e injurias, sino libertad de expresión. Todo el mundo debe saberlo. Y ser conscientes de lo que representa la única ideología capaz de querer eliminar colectivos enteros en Europa en su día y la única que en España se puede permitir injuriar impunemente a las víctimas de la dictadura echando hiel sobre el dolor de sus asesinatos. Fuentes jurídicas consultadas dicen que los familiares pueden interponer una denuncia para un pleito civil.

Todo el mundo tiene que conocer asuntos esenciales que le afectan pero no lo conseguirá –a menos que se esfuerce– si no se lo cuentan como es. No, si le mienten y le surten una información parcial, manipulada, con demasiadas opiniones y muy pocos datos fidedignos.

Hoy se reescribe la historia. Por un puñado de votos menguantes, los políticos dignos no deberían mantener su abrazo al fascismo que ningún demócrata admite. Ni debería llamarse periodista quien envilece con sus mentiras y parcialidad una profesión que es la que informa a los ciudadanos para que todo el mundo sepa lo que tiene que saber.

Es difícil competir con el coro estruendoso de sus voces pero, como asegura la periodista Geraldine Schwarz en su libro Los amnésicos, se trata de "vencer a los violadores de memoria, los falsificadores de la historia, a los fabricantes de falsas identidades y de falsos odios, a los cultivadores de fantasmas narcisistas". Porque ahora mismo se esta escribiendo la historia de hoy y todo el mundo tiene que saberlo.>>>>