DE LUIS DEL VAL...

DE LUIS DEL VAL

"En esta sociedad casi todo está sobrevalorado, empezando por el periodismo, porque este extravagante oficio no es otra cosa que contar lo que sucede u opinar sobre ello, y se hace palabra a palabra, de la misma manera que el albañil pone ladrillo sobre ladrillo, y muchas veces, no pocas, las paredes nos salen torcidas. Pero ayer me di cuenta de la madre de todas las sobrevaloraciones, porque ayer fue un día de prueba en muchos lugares de España.

Y nos enteramos de que había médicos, enfermeros y celadores que hicieron jornadas dobles y triples, porque no llegaban los relevos. Algunos empleados de comercios tuvieron que quedarse a dormir en los establecimientos, por segunda noche, debido a que no tenían medios para regresar a su casa. Me contaron que un farmacéutico caminó dos horas sobre la nieve para llegar hasta su farmacia y que continuara abierta.

En decenas de pueblos, en esos lugares de la España vaciada, de la que hablamos un par de días y luego nos olvidamos, se cortó el suministro eléctrico, y, en otros, se acabó el gasóleo para los generadores, lo que supone algo más que tener que alumbrarse con linternas: soportar un frío congelador de día y de noche. A todo esto, el virus de la pandemia, al cual el frío le estimula, sigue expandiéndose, lo que significa que cada vez hay más contagios y es más problemático que te atiendan en un hospital a no ser que te presentes con un puñal clavado entre las costillas.

En medio de esta situación sumamente problemática, con la Unidad Militar de Emergencias extendida por todo el país, escucho el enfado que tienen unos jugadores de fútbol, porque se ha retrasado su vuelo. Pobrecitos. ¡Qué manera de sufrir! Media España intentando abrir carreteras y caminos, y rescatando a personas cercadas por la nieve para salvarles la vida, y ellos, allí, en un aeropuerto en el que nunca dejó de funcionar el aire acondicionado, pero sin poder volar, por la sencilla razón de que el aeropuerto estaba cerrado. Claro que, como eran jugadores de fútbol, se autorizó su vuelo en una de esas cacicadas que justificó el ministro de Transportes, con esa firmeza de cemento armado con la que acompaña sus habituales mentiras. Hacen bien, los del pelotón en sentirse superiores. No hay día que pase en el que no se lo demostremos".