LUIS DEL VAL...

LUIS DEL VAL

"Había algo de nerviosismo, cierta intranquilidad, pero después de lo de ayer está claro que en el Campeonato Europeo de Personas Despreciables, tanto Pere Aragonés como Iñigo Urkullu van por delante, con gran ventaja sobre el resto de participantes. Lo de Pere Aragonés no me extrañó en absoluto, porque es un pobre diablo que está a las órdenes del Prófugo, pero con Iñigo Urkullu tenía menos confianza, y le suponía alguna debilidad para ser campeón de ruindad, pero quedó claro que está a la altura de Pere Aragonés, y que le iguala en grosería.

En el mundo occidental la muerte nos iguala a todos, tanto creyentes como no creyentes, y existe un respeto ancestral que empapa nuestra cultura, pero el nacionalista incluso distingue unos muertos de otros, y sus muertos cree que son distintos, tan distintos que no se recata en escupir con zafiedad sobre la tumba de los muertos que no considera propios.

En una situación de catástrofe, con más de cien mil cadáveres, -algunos de los cuales se marcharon sin que les pudiera despedir su familia- no te puedes imaginar que en Alemania, el representante del land de Baviera despreciara una ceremonia de homenaje a los fallecidos; o, de suceder en Gran Bretaña cometiera vileza semejante el representante de Escocia. Pero está claro que el nacionalismos catalán y vasco se sitúa en los primeros puestos de la mezquindad.

Decía que no me extrañaba en Pere Aragonés, porque los zafios secesionistas catalanes ya dieron muestra de lo que les importaban los muertos, tras el atentado terrorista en las Ramblas de Barcelona. Cuando toda España se volcó en afecto, cuando desde Vigo hasta Canarias, pasando por Mallorca, más 40 millones de españoles mostraron su solidaridad por lo ocurrido, la ruda chabacanería secesionista reaccionó poniendo unas pancartas detrás del Rey, un regüeldo que todo hay que aprovecharlo, incluidos los muertos. Están haciendo tanto daño al pueblo que dicen amar que, tarde o temprano van a provocar una reacción. Porque aguantamos la discriminación fiscal vasca, y la malversación catalana, y el desprecio, y los insultos, pero esto de los muertos va a ser difícil que lo olvidemos, señores Urkullu y Aragones, despreciables y canallas.