Levanté los ojos al Cielo y allí estaba, Señor: tu...

Levanté los ojos al Cielo y allí estaba, Señor: tu Cruz. Nadie quiso ver la trascendencia de su imagen, porque el mundo sólo quiere espectáculos circenses. Pero, dentro de poco, el firmamento se cubrirá con las naves celestiales y ya nadie podrá negar lo que no podrá.