Las artimañas de los okupas: «He llamado a la Guardia...

Las artimañas de los okupas: «He llamado a la Guardia Civil para comunicar que he ocupado»

En la localidad toledana de Cedillo del Condado varios se han cambiado a chalés vacíos con piscina solo para pasar el verano.

Un policía local: «Los mensajes que se lanzan de una manera sutil son para estimular la okupación»

Manuel Moreno.

TOLEDO. Actualizado: 13/07/2020 08:37h.

« ¡Esto es una mierda!». La exclamación, rotunda, es de un guardia civil que ha acudido a varias ocupaciones ilegales. «Sientes impotencia, cien por cien. Identificas a los okupas e instruyes diligencias. No puedes hacer nada más, la legislación está como está», añade. «Si el propietario de la vivienda denuncia que cree que han entrado a robar en su casa, entonces, en un momento dado, podrías entrar por ese aviso de robo para intentar echarlos. Pero si llevan quince días..., olvídate si es una segunda vivienda», asevera.

Guardias civiles, policías nacionales y locales conocen muy de cerca el fenómeno de la okupación. Que se lo pregunten a Óscar Gil, jefe de la Policía local de Cedillo del Condado, en la castigada comarca de La Sagra por esta lacra social. Cedillo y el vecino pueblo de El Viso de San Juan suman unos 9.000 habitantes censados, además de una población flotante de unas 4.000 personas. Los agentes de uno y otro municipio patrullan por las calles de ambas localidades. «El fenómeno de la ocupación ilegal era para gente con necesidades sociales, pero ahora se ha convertido en una forma de vivir. Tenemos gente que se dedican a abrir viviendas y las ofrecen con luz y agua por 500 euros. Te da rabia», admite Gil.

Junto al río se está mejor.

La desfachatez de algunos okupas de Cedillo del Condado es insolente. «En la calle El Carmen están en un piso en el que viven casi todo el año. Pero ahora han ocupado chalés con piscina junto al río Guadarrama para pasar el verano y organizar fiestas todos los días. La piscina la llenan y, cuando el agua se pone verde porque no le echan cloro ni tienen depuradora, la vacían y la vuelven a llenar», cuenta el policía. «Te ven y te dicen que lo hacen porque en el chalé están más a gustito, que se vive mejor en verano; y que luego, ya en septiembre, volverán al piso», relata Gil. «Algunos tienen hasta tres y cuatro chalés okupados junto al río. Te produce indignación por el descaro con el que te lo cuentan. Se saben todas las leyes», sentencia.

En la calle El Carmen hay casi 40 pisos ocupados ilegalmente, algunos con niños. Son propiedad de un banco que en su día los destinó a alquiler social. «Pero los usuarios solo pagaron los primeros cien euros —afirma Gil— y ahora todos son okupas». Su presencia genera suciedad, trapicheo de drogas, robos, peleas entre ellos y graves problemas de convivencia con el resto de vecinos.

Gil recuerda cómo delante de él han llorado vecinos impotentes por sufrir esta exasperada situación: «Me decían que estaban en una cárcel, dentro de su propia casa, porque no podían salir de allí; estaban hipotecados y nadie les querría comprar su casa con okupas al lado. Ni siquiera vendiendo por la mitad del valor de la vivienda. Me repetían que no podían vivir por la presión que tenían».

También habla de okupas que trabajan y que tienen aparcado un «buen coche» a la puerta de su casa. «Pero lo bueno es que estos no dan guerra», afirma.

«Creo que el que empieza a vivir de esa manera ya no se le ocurre cambiar si mejora sus condiciones de vida porque ¿para qué va a pagar?», reflexiona el agente, quien ha llegado a conocer el caso de dos funcionarias de la Junta de Comunidades que vivían como okupas. «Ellas decían que para qué iban a pagar un alquiler si otras personas no lo hacían y luego no les pasa nada», recuerda. «Y tú, como policía, ¿qué haces? Estamos fomentando que esto vaya a más», concluye.

«No todos los agentes tienen la formación técnica para saber cómo actuar. El asunto de la okupación es un tema muy enrevesado». Lo dice Iuslex (Ius, derecho; lex, ley, en latín), el nombre ficticio elegido por un policía local de la comarca de Torrijos. Recoge el guante de Gil y apostilla: «Hay una corriente actual de pensamiento partidaria de que hay que ser benévolos con la ocupación ilegal, si no es que el Gobierno la incentiva de una manera subliminal. Los mensajes que se lanzan de una manera sutil son para estimular la okupación».

Este policía silabea a continuación la palabra vulnerabilidad. «La presencia de niños en una ocupación —afirma— es determinante en la actuación policial y también incluso para los jueces. Estos derivan los casos a procedimientos civiles para que se efectúe un desahucio en precario por la falta de un contrato».

Iuslex pone luego el dedo en la llaga: «Hay que partir de la base de que a los bancos poco o nada les importa las ocupaciones. ¡Es increíble! Yo les he llamado para avisarles y no han hecho nada, nada, nada». Pero este agente subraya que, hoy en día, los okupas no pegan la patada a la puerta. «Identifican un inmueble, van al Registro de la Propiedad, piden una nota simple de la vivienda y, si es de un banco, la ocupan; cambian la cerradura y se meten», simplifica Iuslex, quien califica de «vergonzoso» encontrar manuales en internet de cómo okupar un inmueble.

El tique del kebab.

En junio colocó un candado a la puerta de una vivienda vacía y escribió un correo electrónico a la propiedad, un banco, de la que recibió «largas». Días después, la casa fue ocupada ilegalmente tras cambiar la cerradura. Iuslex volvió: «El okupa no me abrió la puerta, a pesar de mi insistencia, sino que me habló desde una ventana. Se identificó y me dijo que tenía un tique de la compra de comida en un kebab para demostrar que llevaba dos días viviendo allí. Además, llamó al cuartel de la Guardia Civil para comunicar que había ocupado la vivienda».

«Una vez que lo han notificado, solo los puede echar un juez», explica el jefe de la Policía local de Cedillo. «Tú levantas un acta, averiguas quién es el dueño y lo pones en conocimiento de la autoridad judicial para que la otra parte denuncie». Lo que viene después, es la historia que se repite desde hace años.