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¿Por qué los poderes religiosos y políticos temen tanto a la sexualidad?
Exigir en el siglo XXI que las chicas brasileñas abracen la castidad por miedo a quedar embarazadas antes de tiempo es ignorar la fisiología y la naturaleza

JUAN ARIAS
8 FEB 2020 - 00:37 CET
En Brasil, mientras el presidente Bolsonaro mezcla en sus discursos Dios, sexo y poder, su ministra de la Mujer, Damares Alves, clama a favor de la castidad de los jóvenes. ¿Por qué será que el poder religioso y el poder político temen tanto el ejercicio libre de la sexualidad? Según antropólogos y psicólogos se debe a que nadie es más difícil de dominar por el poder que una mujer o un hombre feliz. Y es la sexualidad, ejercida sin tabúes y miedo, una de las mayores fuentes de felicidad.

Mientras los dioses antiguos del paganismo eran más liberales con el sexo, a partir de la llegada del monoteísmo