Que bien viven nuestros politicos. La crisis les da igual, José Luis Rodríguez Zapatero

Que bien viven nuestros politicos. La crisis les da igual.

Nada más lejos de la clase turista de cualquier aerolínea de bajo coste. El Falcon 900 de los miembros del Gobierno y Cristiano Ronaldo es un privilegio al alcance de muy pocos. Tanto, que es notoria la polémica sobre el uso de estos lujosos aviones, pertenecientes al Ejército del Aire.

Oficialmente fueron inaugurados por Alfonso Guerra en 1988 cuando, atrapado en un atasco en la frontera con Portugal, llamó para que un avión de este tipo le rescatara en la localidad de Faro. Según La Razón, había prisa por llegar a una corrida de toros en Sevilla.

La polémica regresó con las elecciones europeas de 2009, cuando Zapatero recorrió más de 3.000 kilómetros en uno de ellos para participar en mítines del partido ajenas a su responsabilidad de jefe del Ejecutivo. Ahora, la polémica ha reaparecido tras conocerse que tres ministros, en tres Falcon distintos, viajaron a Bruselas con sólo media hora de diferencia.

Además, no tienen ningún tipo de medida de seguridad, cuestión a la que acude el Gobierno cada vez que se le critica por su uso. La mayoría de aviones militares tienen contramedidas de seguridad como bengalas o “chaff”, cristales de plata que evitan que los misiles guiados por láser alcancen su objetivo.

Según explica La Razón, el grupo 45 del Ejército del Aire tiene cinco unidades de estos aviones, capace de alcanzar los 927 kilómetros por hora. Y se distingue en muchas cosas del resto de los aviones militares. Para empezar, mide poco más de 20 metros, y es extremadamente cómodo. Su interior está lleno de detalles, como un cuarto para el catering, una pequeña cocina, cuatro sillones de cuero individuales frente a frente y a ambos lados del pasillo, y sendas mesillas de madera aptas para trabajar o comer. Cada asiento, además, cuenta con televisión individual y un cuadro de mandos para cambiar de canal.

Otro espacio individual cuanta con otros cuatro asientos de cuero, en el lado derecho del avión. En medio, otra mesa permite un mayor espacio para trabajar. El fondo del avión es la parte reservada a asesores o ayudantes de ministros. Dos sillones indiviuales más de cuero que, según La Razón, tienen una mesa y un sofá de tres plazas en la parte izquierda, apto para convertirse en cama. En la cola, un pequeño cuarto de baño.

En definitiva, un avión repleto de lujos en el que, además, se sirven excelentes comidas. Tiene una autonomía de ocho horas, que le permite llegar sin problemas hasta EEUU. Los pilotos son elegidos específicamente para transportar personalidades y que estas no tengan ninguna clase de queja.