Mensajes de Columnistas y Tertulianos enviados por Triana:

EDITORIAL ABC.

La pandemia con democracia.

A la falta de liderazgo nacional, que, más que nunca, correspondería al Gobierno, no debe sumarse la desactivación de los mecanismos de control constitucional al poder político.

ABC.

Actualizado: 09/11/2020 00:19h.
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OPINIÓN.

EDITORIALESTRIBUNAS.

Inda: «Ahora será Franquito Sánchez quien decide desde Moncloa qué noticias son verdaderas y cuáles fake»

OKDIARIO. 05/11/2020 22:15.

Una nueva maniobra de Pedro Sánchez para manejar a los medios a su antojo ha sido la creación de un comité de expertos que decidirá qué noticias son o no ‘fake news’. Eduardo Inda retrata los dejes del presidente del Gobierno socialcomunista con esta y otras medidas.
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Amando de Miguel.

La dictadura progresista.

2020-11-02.

Dice el Diccionario que alarma es “inquietud causada por la aparición de un peligro o la amenaza de un suceso no deseado”. Yo añadiría “un suceso próximo, inmediato”. Es un estado que suele surgir de modo imprevisto, al dar un aviso de peligro o de precaución por parte de las autoridades. Lo que resulta un tanto azorante, en nuestro caso, es que el estado de alarma lo haya establecido el Gobierno para seis meses. Cabe sospechar que, ... (ver texto completo)
VIDAS EJEMPLARES.

Al menos no presuma.

Lo mínimo que podía hacer Sánchez es reconocer que se equivocó.

Luis Ventoso.

Actualizado: 26/10/2020 08:23h.

Con la mirada beatífica y la voz queda y pretendidamente empática de las grandes ocasiones, nuestro presidente compareció para empaquetarnos un «estado de alarma» de seis meses, que incluye desde ya un toque de queda de once de la noche a seis de la mañana. Por supuesto aseguró que la medida, que anulará libertades fundamentales, atiende a lo que le recomiendan «los científicos y los técnicos». Además, presumió de lo bien que manejó España la primera ola. Felicitó al pueblo español por su «disciplina social y resistencia», cuando la verdad es que hemos sido los reyes de la jarana. Se jactó de cómo está gestionando la segunda ola, alardeando de sus iniciativas. Nos explicó que su Gobierno «siempre ha defendido» la necesidad del «mecanismo constitucional del estado de alarma», y finalmente, respondió a algunas preguntas (o mejor dicho, no las respondió, pues en vez de contestar a lo que le plantean los periodistas se dedica a ignorar las cuestiones y divagar en largos parlamentos escapistas).
Aunque el reto sanitario, económico y social del Covid-19 es realmente tremendo, lo mínimo que podía hacer Sánchez es pedir disculpas por sus reiterados errores en la lucha contra la epidemia, donde ha ido dando palos de ciego con el método prueba-error y donde ha llegado tarde por dos veces. La historia que no quiere contar está ahí:

En enero, el Gobierno ya sabía que había un problemón en ciernes (así lo reconoció Simón en su spot publicitario con Calleja por Baleares). Pero hizo el avestruz hasta el 14 de marzo, cuando como ahora pasó de no hacer nada a imponer un drástico estado de alarma, uno de los más duros del mundo. Con esa gran idea se encerró a la población a cal y canto por tres meses y se provocó el mayor desplome del PIB de la OCDE. Pero a finales de junio, Sánchez da al virus por derrotado. El 4 de julio nos anima a disfrutar de la «nueva normalidad» y le empaqueta el embolado a las comunidades, y en agosto se marcha a tomar el sol a Canarias y Doñana. El Gobierno no vuelve a aparecer en la crisis sanitaria hasta mediados de septiembre, cuando a modo de cortina de humo que tape sus miserias emprende una guerra doctrinaria contra la Comunidad de Madrid. Hace diez días, el gran Simón - ¿qué hace todavía ahí si no da una?- todavía nos decía que «da la sensación de que podemos estar en la fase de estabilización previa a un posible descenso». Pero ayer: «estado de alarma» al canto hasta el 9 de mayo. ¿En nombre de qué ciencia? No sabemos. El anterior «comité científico» resultó que no existía y del nuevo, si es que lo hay, no conocemos un solo nombre. El Gobierno de Sánchez e Iglesias ha dado un recital de improvisación y cortoplacismo. Ha confundido la gestión con la propaganda y ha llevado a España a presentar por dos veces uno de los peores registros del planeta. Por favor, al menos tenga el decoro de no restregarnos desde la televisión lo bien que lo hace.

Luis Ventoso.

Director Adjunto. ... (ver texto completo)
OPINIÓN.

EDITORIALES-TRIBUNAS.

Inda: «Que Iglesias te ensalce compulsivamente es para hacértelo mirar, ¿no crees Casado?»

OKDIARIO. 23/10/2020 06:50.

El resultado de la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez estaba cantado. Lo que ha descolocado a la mayoría ha sido la reacción del PP contra el partido de Santiago Abascal. Además de dar un ‘no’ rotundo a Vox, Pablo Casado ha roto todos los puentes que le podían unir a la formación de Abascal. Eduardo Inda le da un consejo al líder ... (ver texto completo)
EDITORIALES.

EDITORIALES/TRIBUNAS.

OKDIARIO-20/10/2020 06:50.

En vísperas de la moción de censura presentada por VOX, el PP todavía no tiene decidido cuál será el sentido de su voto. O si Pablo Casado lo tiene, no ha tenido a bien comunicarlo. No parece razonable que el presidente del Partido Popular mantenga la incógnita hasta el último momento, porque lo que está trasladando con la demora es una sensación de inseguridad que acrecienta la sospecha de que el movimiento de la formación de ... (ver texto completo)
VIDAS EJEMPLARES.

¿Y si Manolito tuviese razón?

Homenaje liberal al presunto malo de las tiras de Mafalda.

Luis Ventoso.

Actualizado: 19/10/2020 07:43h.

El altivo Napoleón despreciaba a los ingleses con esta frase: «Inglaterra es una nación de tenderos». Pero tal vez el insulto albergaba un elogio involuntario. Los tenderos son gente responsable, no pueden permitirse gilipolleces, porque arriesgan su propio dinero, no el del Estado. Si las cuentas no cuadran ponen en jaque su medio de vida. Han de ser prudentes en el acopio de mercancía. Educados y atentos con su clientela, para que vuelva. Ingeniosos para intentar incrementar la demanda con nuevas ofertas. Al final, resulta que construir un país de tenderos, una nación volcada en la iniciativa personal y el comercio, no parece ninguna mala idea, sino un pacífico modo de multiplicar la riqueza.

Veo por casa un libro de tiras de Mafalda. Lo ojeo un rato como homenaje al gran Quino, muerto en días pasados. Según voy avanzando, me sorprende llegar a una conclusión opuesta a la que sentía de chaval ante estas mismas viñetas. Mafalda, la heroína, me resulta una pelmaza importante. Sin embargo - ¡horror!-, poco a poco voy notando que con quien sintonizo es con el teórico malo, con el tarugo de la pandilla, el cachazudo Manolito Goreiro, con su pelo pincho, su cabeza cuadrada, su americana de tendero y su lápiz perenne para echar cuentas.
Mafalda es una niña de buen corazón y clase media, que ella denigra como «clase medioestúpida». Idealista y de mirada utópica, cree que el mundo va fatal y se muestra como una pesimista patológica, anclada en la queja permanente. Detesta la sopa, el alimento que permite sacar adelante a la prole en familias de economías ajustadas. De mayor aspira a convertirse en traductora en la sede de la ONU y contribuir así a la paz mundial.

De toda la pandi mafaldiana, el único que curra es Manolito, volcado en la tienda de su padre, un emigrante gallego que ha conseguido montar el Almacén Don Manolo. El niño es tosco, rudo, aunque no mala gente; mediocre en el colegio, salvo con los números, donde se convierte en un hacha. Manolito ayuda en la tienda familiar y constantemente piensa en fórmulas publicitarias para atraer mayor clientela. Le gusta la sopa, por supuesto, y de mayor aspira a ser dueño de una enorme cadena de supermercados y volverse tan rico como Rockefeller. Ante los sermones igualitarios de Mafalda, Manolito replica: «Todos somos iguales, sí, solo que algunos arriesgamos un capital». Mafalda intenta ablandar su corazón, abrirlo al sentimentalismo progresista: «Vos, que siempre andás dale que dale con el almacén de papá, la plata y los negocios. Escucha esto: “El dinero no da la felicidad”». Manolito responde compungido: «Sí, ya lo sé». Pero acto seguido añade con sonrisa exultante: «Pero lo que me entusiasma es la maña que se da para imitarla».

Si en la España de hoy hiciésemos una encuesta de popularidad no habría duda: Mafalda golearía a Manolito. Tal vez por eso nos gobiernan Podemos y el PSOE. Pero con muchos manolitos un país sale adelante. Con la queja diletante y las soluciones quiméricas, no lo sé...

Luis Ventoso.

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POSTALES.

El arte de la mentira.

Sobre el juez que llevó el caso prefiero que opinen sus colegas, que ya lo están haciendo.

José María Carrascal.

Actualizado: 16/10/2020 00:14h.

Hay dos formas de mentir: contar lo contrario de lo ocurrido y contar sólo una parte de ello, colateral, ocultando lo importante. La izquierda ha usado profusamente ambas, al creerse en la posesión de la verdad y de la ética, lo que convierte en verdadero cualquier cosa que diga. Sin que las innumerables veces que la realidad la desmiente de un tortazo lograra que renunciase a tal práctica. El mero hecho de que se considere defensora de la libertad y de los pobres cuando crea miseria y opresión donde quiera que se implante es la mejor prueba. No respeta ni a sus fundadores. Marx dijo que la revolución proletaria no podía ocurrir sin haber tenido la burguesa, y miren por dónde, el país donde primero se implantó, Rusia, no tenía burgueses, sino aristocracia y siervos. Y lo peor es que así sigue un siglo más tarde.
Otro ejemplo sublime de la mentira como arma favorita de la izquierda lo tuvimos con el caso Gürtel y su principal consecuencia, la caída del Gobierno Rajoy. Que Francisco Correa había montado un tinglado con el tesorero del PP para financiar actos electorales y otras actividades de éste era sabido desde que aparecieron sus famosos papeles. Lo que sirvió para acusar al PP de financiación irregular, de llevar una caja B y de ser Rajoy uno de los beneficiados. Añádanle que el magistrado de la Audiencia Nacional que llevaba el caso lo asumió como prueba para condenar al partido y se montase una moción de censura que acabó con su presidencia. Pero el Tribunal Supremo, al revisar el proceso, ha hecho importantes correcciones. Las buscarán en vano en la brigada mediática del actual Gobierno, que se limita a decir que el Supremo certifica que el PP se lucró con la trama corrupta de Gürtel. Cuando en la sentencia hay mucho más. De entrada, ve «excesiva la alusión a la caja B del PP». De haber devuelto el dinero ingresado en su cuenta, 245.000 euros (una insignificancia frente al malversado en los ERE andaluces) se habría acabado el caso. En cuanto a Rajoy, ni siquiera aparece en él. Lo que no impidió que perdiera el puesto. Así se las gastan quienes quieren controlar la Justicia. El expresidente se lo ha tomado con su famosa cachaza. «Una reparación moral», dijo. Fue sin duda una de esas granujadas al por mayor que montó uno de los listos que abundan en nuestro país con el tesorero de un partido y su esposa como principales beneficiados, utilizado por sus rivales políticos para descabalgarles. Todos ellos han visto reducidas mínimamente sus penas. Sobre el juez que llevó el caso prefiero que opinen sus colegas, aunque ya están opinando, al apartarle de otras causas relacionadas. En cuanto al principal beneficiado, el actual presidente, le tocó contar el chiste del del día, al llamar al PP «partido antisistema». Cuando los tiene sentados a su lado, gobierna y negocia con ellos. Lo que indica que, a sus muchas carencias, hay que añadir la del sentido del ridículo.

José María Carrascal.

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LA TERCERA.

¿Y si hubieran ganado los otros?

«Me atrevo a asegurar dos cosas; que no tendríamos una Monarquía constitucional y que aquella España se parecería poco a la actual, pudiendo ser incluso “las Españas” de las que hablan algunos de nuestros políticos, sin entrar en detalles, el presidente entre ellos. Lo que significaría que no habíamos aprendido de nuestros errores. Como hoy»

José María Carrascal.

Actualizado: 15/10/2020 04:09h.
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VIDAS EJEMPLARES.

Ni en lo básico.

¿A dónde va una nación cuyos partidos discrepan hasta al definirla?

Luis Ventoso.

Actualizado: 13/10/2020 08:33h.

Varios hermanos heredan de sus ancestros una parcela hermosa y de ilustre pasado, con una gran villa familiar para el disfrute de todos, cuyos muros contemplan siglos de historia. La mayoría de la familia aboga por proteger la propiedad, por cuidar esa casa exenta y cómoda y que todos puedan compartirla en armonía y solidaridad (la España constitucional del 78). Pero un hermano dice que no, que él prefiere que en lugar de esa sólida villa llena de historia se levanten en la parcela varias casitas de madera, una por hermano, para marcar distancias subrayando los perfiles autónomos y diferenciados de cada cual. En vez de una villa, tendremos «una villa de villas» (la España federal del PSOE). Un tercer hermano, el más joven e inconformista, protesta airado. Nada de casas. Lo que hay que hacer es derribar esa herencia retógrada de nuestros padres, demoler la vivienda y levantar un camping donde cada uno pueda «autodeterminarse» del resto (la república plurinacional de Podemos). Por último, dos de los hermanos inician una campaña pregonando que los demás les roban y que ellos son superiores al resto de familia, por lo que exigen aislarse de los demás levantando una cerca electrificada que salvaguarde los dos rincones de terreno que les corresponden (los nacionalistas catalanes y vascos). Toda vez que los hermanos parecen incapaces de alcanzar un acuerdo, la propiedad languidece.
La metáfora viene a la cabeza observando a nuestros políticos en la ceremonia de la Fiesta Nacional en el Palacio Real (los presidentes vasco y catalán por supuesto ni acudieron, despreciando, como siempre, al resto de sus compatriotas). En una estupenda entrevista de Esteban Villarejo en ABC, la ministra de Defensa, Margarita Robles, un oasis en un Gobierno adolescente, respondía así a la pregunta de qué es la nación española: «Es la patria de todos los españoles, una nación de muchísimo pasado, un pasado muy glorioso, muy heroico, y con un gran presente». Si se le hiciese la misma pregunta a Sánchez, el presidente del Consejo de Ministros donde ella se sienta, la respuesta sería que «España es una nación de naciones, un país complejo y plural» (lo cuál es tan absurdo como decir que Pontevedra no es una provincia, sino «una compleja provincia de provincias»). Desde su Declaración de Granada de 2013, la doctrina oficial del PSOE sostiene que «es necesaria y urgente una amplia reforma constitucional del modelo de estado». Pero al tiempo se proclaman un partido constitucionalista (¿defensores de una Carta Magna que según ellos ya no sirve?). El otro partido del Gobierno, Podemos, y el vicepresidente Iglesias, han prometido la Constitución, por tanto están obligados a respetarla y también a defender la figura del Rey, pues España es constitucionalmente «una monarquía parlamentaria». Pero Iglesias propone «un proceso constituyente» para cargarse aquello que debe defender por razón de cargo y crear «una república plurinacional y solidaria», donde por supuesto cabrá el derecho de autodeterminación, que permitirá liquidar el país.

¿A dónde va una nación donde sus partidos no están de acuerdo ni a la hora de definirla? Pues si no hay un giro, a largo plazo, al carajo.

Luis Ventoso.

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VIDAS EJEMPLARES.

El virus político.

La pelea del Gobierno con Madrid, execrable con lo que tenemos encima.

Luis Ventoso.

Actualizado: 01/10/2020 23:29h.
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EL RECUADRO.

A Navarra, ni tocarla.

Cifras peores que las de Madrid son las de Pamplona y Navarra toda.

Antonio Burgos.

Actualizado: 29/09/2020 23:44h.
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VIDAS EJEMPLARES.

El elefante ya pisa la alfombra.

Con un Gobierno de republicanos que desprecian el modelo de la Transición, al final...

Luis Ventoso.

Actualizado: 26/09/2020.
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La vanidad de Irene.

Agustín Pery.

Actualizado: 23/09/2020 11:10h.

Cuando paseo por el casco viejo de Pamplona con mi mascarilla con la bandera de España impresa en el lateral sorteo algunas miradas inquisitoriales y no pocos murmullos de desaprobación. No soy ni el más arrojado ni el más provocador. En mi caso, puede más mi ansia de citarme con el mejor frito de pimiento que un paladar pueda probar y saberme criado en democrática libertad que los consejos de algún buen familiar, «ten cuidado, ... (ver texto completo)
VIDAS EJEMPLARES.

La tentación del pasteleo.

Algo se rompería en nuestro estado de derecho si el Supremo exculpase a Torra.

Luis Ventoso.

Actualizado: 20/09/2020 23:45h.

Los derechos y libertades que hoy disfrutamos son fruto de una larguísima y emocionante lucha jurídica que atraviesa siglos. La Constitución estadounidense de 1787, que inspiró democracias por todo el planeta, tal vez no habría existido de no ser por lo que ocurrió en un lejanísimo 15 de junio de 1215 en un prado a orillas del Támesis, en Runnymede, 32 kilómetros al oeste de Londres. Metafóricamente, aquel día un grupo de nobles sublevados cogieron por una oreja al Rey Juan I de Inglaterra, el villano de las pelis de Robin Hood, y lo obligaron a firmar la «Magna Carta Libertatum». El monarca Juan sin Tierra había crujido a impuestos a los grandes señores para financiar sus escaramuzas en Francia. Algunos de ellos se alzaron contra sus abusos y tomaron Londres. Medroso de perder su corona, el Rey acabó rubricando la Carta Magna. El documento, del que solo se conservan como tesoros cuatro de sus trece copias originales, es considerado un remoto antecesor de los derechos humanos y la seguridad jurídica (como lo fueron también los trabajos de la Escuela de Salamanca española en el Renacimiento). La frase de la Carta Magna que cambió el mundo es brevísima: «Nadie está por encima de la ley». Con una coletilla clave: ni siquiera el Rey. Su cláusula 39 nos asombra por su modernidad, y más viniendo de unos tipos que ni siquiera conocían el cepillo de dientes. Allí se establece que ningún hombre libre puede ser detenido, encarcelado o privado de sus bienes, «sino es en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino».
El respeto de todos a unas normas idénticas para todos mejoró el mundo y es una semilla de nuestra civilización. Pero en el siglo XXI hay personas que todavía no lo entienden. Algunas incluso ocupan cargos públicos en democracias avanzadas. En las elecciones generales de abril de 2019, el presidente de Cataluña, Quim Torra, desobedeció reiteradamente la orden de la Junta Electoral Central de retirar de la fachada de la Generalitat una pancarta a favor de la «libertad» de aquellos que él y sus seguidores llaman «presos políticos». La Junta Electoral consideró que la proclama burlaba la obligada «neutralidad de los espacios públicos» en los periodos electorales. Pero Torra, que alardea de que las leyes españolas no rigen para él, desobedeció a sabiendas y con un exhibicionismo jactancioso. El resultado es que el Tribunal Superior catalán lo condenó a año y medio de inhabilitación y multa de 30.000 euros, pena que ahora debe ser ratificada -o no- por el Supremo.

Si el Supremo sorprendiese absolviendo a Torra resultaría una bendición para Sánchez de cara a sus enjuagues con el separatismo para aprobar los presupuestos y conservar el poder. Además, una sentencia exculpatoria probablemente sería celebrada por una mayoría de catalanes. Pero si los jueces del Supremo ceden a la tentación del palanganeo político, algo se quebrará en el Estado de Derecho español. Ya no seremos iguales ante la ley, sino que habrá exenciones a la carta según convenga al político de turno. Y eso no es más que la senda de la arbitrariedad, preludio de la ruina jurídica y moral de los países.

Luis Ventoso.

Director Adjunto. ... (ver texto completo)
TRIANA. Eso es. Nazismo y comunismo. Los dos males de nuestra historia, porque, ¿Cuál de los dos fue el bueno?, ¿y malo? Porque los dos se distinguieron cada uno con sus ideas.

Un saludo.
Ángel, efectivamente así es, lo peor de la historia.

Un saludo.
EDITORIALES.

EDITORIALES-TRIBUNAS.

Sánchez prende la mecha e Iglesias incendia las calles.

OKDIARIO-19/09/2020 06:50.

Tras las medidas restrictivas adoptadas por la Comunidad de Madrid en ocho municipios y seis distritos de la capital de España para intentar frenar la pandemia -se verán afectadas 850.000 personas de 37 zonas con más de 1.000 contagios por cada 100.000 habitantes-, Podemos busca desesperadamente un estallido social utilizando el falaz argumento de que el Gobierno de Isabel ... (ver texto completo)
HORIZONTE.

Cuando la memoria histórica no les vale.

Somos el único país del mundo libre en el que hubo una guerra de la que se prohíbe todo recuerdo a los vencedores.

Ramón Pérez-Maura.

Actualizado: 17/09/2020 23:46h.
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EL CONTRAPUNTO.

Gobierno bajo sospecha.

En España la corrupción se mide por la ley del embudo: lo ancho para la izquierda, lo estrecho para la derecha.

Isabel San Sebastián.

Actualizado: 14/09/2020 00:25h.
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ENFOQUE.

La patraña.

Calvente acusa a Iglesias.

Hughes.

Actualizado: 10/09/2020 22:44h.

La actualidad del caso Kitchen deparó estos días la mejor frase de Pablo Casado, cuando para desentenderse del asunto dijo eso de «Yo era diputado por Ávila» (el político brilla ahora cuanto más se acerca a Pedro Sánchez, Mozart de la desenvoltura cínica). Ávila no podrá esgrimirla Pablo Iglesias, quien según el testimonio de José Manuel Calvente, exabogado del partido, mintió al juez y organizó el caso Dina como una «patraña». Vender la idea de un partido perseguido por las «cloacas» es muy del gusto de sus parroquianos, ciegos a las evidencias que sugieren un, digamos, «doping» sistémico a Podemos todos estos años.

La idea de montaje de la que habla Calvente no es despreciable. Incluso la figura de Pablo Iglesias, a la vez azote de cloacas y príncipe del Deep State, parece formar parte de una orquestación mayor que nos distrae de otra cosa. Lo suyo sería una mentira dentro de una patraña dentro de una farsa. Mirando la tarjeta SIM (meses llevamos) no miramos otras cosas.
Instalado en el sistema de partidos, Podemos abjura de la Transición pero se aprovecha de ella y difunde una idea demagógica de «democracia» como sistema igualitario, ofreciendo libertades y derechos que sólo el Estado puede conceder y hacer efectivos mediante una intervención creciente en la sociedad y la economía. Al hacerlo, encadena moral y presupuestariamente al ciudadano. Sería la aportación de Podemos, junto al antifranquismo retrospectivo (continuidad sentimental Frap-Antifa), motor ideológico al servicio del PSOE, con el que comparte proyecto de memoria histórica y leyes ideológicas que el consenso extiende a casi todo el arco político (n-1) pese a la moderada contrariedad de los intelectuales orgánicos centristas (deploran los efectos pero apoyan la causa). Con esto se eleva una nueva legislación, instrumento para el arrinconamiento del otro entendido como enemigo, punto de apoyo para la palanca de la política. La memoria histórica, el odio, o la violencia de género conforman un edificio jurídico alternativo a la Constitución, en parte como lo que se apunta en EE. UU, cuya última legislación, instrumentos y jurisprudencia en desarrollo de los derechos civiles configura un enfoque a veces contradictorio con el entendimiento clásico de su Constitución.

Según Calvente, el caso Dina se pensó para distraernos. A fe que lo está consiguiendo.

Hughes.

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ENFOQUE.

Inés del alma... de cántaro.

Sánchez humilla a Arrimadas.

Álvaro Martínez.

Actualizado: 09/09/2020 22:21h.

Desde que saliera tan contenta de La Moncloa por acercar a Ciudadanos a una negociación para que Sánchez saque adelante sus presupuestos -donde también picotearán proetarras y separatistas-, Inés Arrimadas no deja de recibir coscorrones por parte del presidente del Gobierno. Son elípticos algunos de esos capones pero otros llevan incluso su nombre y apellido y surgen hasta en la conversación de Sánchez con un tercero. Ocurrió ayer en el Congreso cuando, contestando a Rufián, el líder socialista decidió arrearle un pescozón a Arrimadas, llevándola de la Carrera de San Jerónimo a la foto de Colón, que ya ha quedado en la izquierda como el gran pecado original del partido anaranjado. Podía haberse ido por las ramas (disciplina donde tiene un doctorado sin necesidad de copiar) pero prefirió la humillación en directo de la dirigente que se ha avenido a pactar con él y que tras todos esos desplantes hirientes e innecesarios muestra la claudicación de Cs ante el frente izquierdista. Parece rendida y la excusa de la «gravísima situación» que vive España es demasiado débil como para deglutirla sin rechistar. Así los quiere Sánchez, comiendo de su mano, hocicando ante el aclamado líder que va a salvar al país, convertidos en un peoncillo obediente más de la estrategia de conseguir que en España no haya oposición, solo sanchismo.
No fue el de ayer el único bofetón. Casi no había llegado Arrimadas a su casa tras reunirse con él en La Moncloa cuando Sánchez anunciaba un acuerdo con Torra para reactivar con urgencia la llamada «mesa de diálogo» con los separatistas catalanes. Con la cara ya como un tomate de tantas bofetadas políticas recibidas, anteayer tuvo Arrimadas que escuchar al presidente del Gobierno proclamar que «lamenta profundamente» la muerte en prisión de un terrorista perteneciente a una banda de asesinos con casi 900 muertos a su cargo. ¿Qué más le hace falta para desconfiar de Sánchez?

Se estrena estos días en las plataformas digitales la serie «Inés del alma mía», basada en una novela que narra la historia de la primera española llegada a Chile tras la conquista de aquella tierra austral. Arrimadas está en su derecho de llevar el partido que preside hacia donde considere más oportuno, puede creerse incluso el beneficio general que a los españoles puede procurar su estrategia. Pero quizá debiera pedirle a Sánchez un poco de respeto, que al menos no persista en humillarla en público (qué no dirá de ella en privado) pues en la cabeza de los españoles ya rueda la próxima serie de éxito: «Inés, alma de cántaro»

Álvaro Martínez.

Redactor jefe. ... (ver texto completo)
UNA RAYA EN EL AGUA.

Cooptación y veto.

La autonomía de la Justicia es el dique institucional de esta legislatura. Y soporta más presión política que nunca.

Ignacio Camacho.

Actualizado: 08/09/2020 23:22h.
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VIDAS EJEMPLARES.

Profetas del «no»

No existe avance empresarial o a favor del progreso sin su repudio.

Luis Ventoso.

Actualizado: 04/09/2020 22:56h.

La crisis de 2008 zurró a España con especial virulencia, porque aquí pincharon a la par dos burbujas: una inmobiliaria y otra financiera. La parte gangrenada del sistema financiero no era la banca privada, sino las cajas de ahorros, sepulcros blanqueados, donde los políticos tenían mano para meter la cuchara y donde algunos de sus primeros ejecutivos se creyeron que eran suyas y a veces se comportaron como caciques locales de laxo rigor técnico. La banca es la savia que vivifica la economía. Si su flujo se colapsa, los países se van al carajo. Así que hubo que acometer una cirugía de emergencia en forma de fusiones y rescates con dinero público (el mayor, el de Bankia, la antigua Caja Madrid, que necesitó una transfusión en 2012 de 22.400 millones). Parafraseando al viejo Guerra, podríamos decir que a la banca española «no la conoce ni la madre que la parió» respecto a cómo era antes de la crisis. Si en 2008 había 55 entidades financieras en España, hoy quedan 12. Las cajas han desaparecido, salvo excepciones testimoniales.
Todos esos movimientos empresariales y reformas no se hacen por capricho, sino para sobrevivir en el mercado. Ahora los bancos atraviesan otro momento de tensión. La larga etapa de tipos de interés por los suelos, que va a continuar, ha acogotado su negocio y el Covid ha llegado como un rejón para un sector que ya venía sufriendo. Los beneficios se han desplomado, por la parálisis económica y por la necesidad de provisionar reservas a modo de cortafuegos. Las acciones se arrastran anémicas. Por ejemplo, en lo que va de año CaixaBank había perdido un 37% de su valor bursátil y Bankia, un 47%. Ahora las dos entidades anuncian su intención de fusionarse, operación que tiene lógica económica y es acorde a lo que vienen recomendando el BCE y el Banco de España. Crearán un coloso que hermana a Cataluña y Madrid y que con 650.000 millones en activos será el mayor banco doméstico español. El principal accionista será la Fundación La Caixa, con un 30%, y el Estado, que tiene un 61,8% de la actual Bankia, conservará un 14% en el gigante.

Tras conocerse la noticia, champán en el Ibex. La acción de CaixaBank se disparó un 12% y la de Bankia, un 32%. Los mercados aplauden y los políticos lo ven bien o con neutralidad. Solo hay una excepción: Podemos, el partido antiprogreso, incapaz de secundar una sola iniciativa u operación empresarial que ayude al país a avanzar (y ante el tsunami que viene es crucial contar con bancos capaces de aguantar el tirón). La fusión les parece «una noticia preocupante», una «oligopolización del sector financiero». Lo que recomiendan es que sea la génesis de un gran banco público, tal vez inspirándose en lo bien que lo hicieron las cajas politizadas.

¿Qué opina Pablo Iglesias de esta importantísima operación empresarial en un sector vital para un país? No se sabe. El vicepresidente-florero está ocupado con su pendiente y su moño nuevos y tuiteando que el CIS debe preguntar por la Monarquía, «porque es probable que se demuestre que no tiene futuro y que en España crece una mayoría social republicana». Populismo adolescente colocado más allá de su umbral de competencia. El mundo real les queda grande.

Luis Ventoso.

Director Adjunto. ... (ver texto completo)
VIDAS EJEMPLARES.

La soledad de la Generación Limbo.

Los políticos ignoran a unos graduados que van de cabeza al paro.

Luis Ventoso.

Actualizado: 31/08/2020 06:30h.
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LIBERALIDADES.

Ministros prescindibles.

Tú miras a Castells, el de Universidades y ya ves lo que hay. O sea, lo que no hay.

Juan Carlos Girauta.

Actualizado: 29/08/2020 10:17h.
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LA ALBERCA.

Sánchez hace un Messi.

Un verdadero líder nunca se quita del medio cuando vienen los problemas.

Alberto García Reyes.

Actualizado: 26/08/2020 23:56h.

Será cosa de la contaminación atmosférica porque no es normal esta crisis de liderazgo. Estamos respirando aires de cobardía. Sánchez y Messi se han quitado del medio a la vez justo cuando huele a chamusquina. Pero nadie puede huir de su esencia. Qué buena aquella frase de Walter Matthau en «Primera plana»: «No se pueden quitar las manchas a un leopardo ni enganchar un caballo de carreras a un carro de basura». Cuando llegan los problemas de verdad se le ven las costuras a todo el mundo. Ningún líder desaparece durante una crisis. Aunque hay una diferencia sustancial entre Messi y Sánchez. Se llama talento. El presidente juega a todo o nada, como si en el campo fuera Leo, pero sin saber que la pelota es redonda. O se le da el balón a él todo el tiempo o que se lo queden los presidentes autonómicos. El juego de equipo, el diálogo, la corresponsabilidad, la gestión conjunta, la empatía, la lealtad institucional y todos esos valores que están en la dimensión del estadismo y no del partidismo no tienen cabida en la política sanchista, que se ha atrevido incluso a incurrir en una histórica dejación de funciones por mero cálculo electoral. Ahora le conviene que se vea la gestión de otros para defender la suya. Sublime revelación de mediocridad. Hay dos tipos de jugadores malos: los chupones y los que no quieren el balón. Si a Sánchez no le dejan regatear, patadón y tentetieso.
Olvidemos los datos de la primera ola y el maquillaje del número de muertos. Venga, aceptemos el pretexto de que esto nos cogió desprevenidos, sin apenas conocimiento del comportamiento del virus y sin medios para combatirlo. Vamos a ser generosos y evitaremos comparar nuestros resultados con los de los países vecinos. Pero la dejadez veraniega del Gobierno no tiene perdón de Dios. No se puede consentir que con seis meses de ventaja estemos ahora improvisando la vuelta a los colegios. La ministra de Educación se ha ido y el de Universidades no ha venido. Hasta se duda de su existencia. Hay quien dice que la cartera la recogió un holograma. Por supuesto que las competencias educativas están transferidas a las comunidades, igual que las sanitarias, pero España no es un estado federal aunque Sánchez lo pregone. Por eso hay un Ministerio de Educación y otro de Sanidad. ¿O los pagamos sólo para que los políticos coloquen a su gente? Después del ridículo de marzo nos ha cogido el toro otra vez. Y además se ha revelado otra mentira insoportable de la progresía: la conciliación familiar. Un Gobierno que dice luchar tanto por la igualdad, ¿por qué no tiene ya preparado un protocolo de vuelta a las clases para que las familias puedan organizarse con tiempo? Quizá el aborregamiento es más urgente. Y aunque no se pueden quitar las manchas a un leopardo, nadie podrá reprocharle a Sánchez el burofax que ha mandado a las autonomías para que se queden con la crisis. Messi es un ídolo y ha hecho lo mismo porque no se puede enganchar un caballo de carreras a un carro de basura.

Alberto García Reyes.

Articulista de Opinión. ... (ver texto completo)
VIDAS EJEMPLARES.

Jueces y virus.

Demasiado divismo y mucha pegatina de partido en la frente.

Luis Ventoso.

Actualizado: 23/08/2020 23:49h.
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LA ALBERCA.

Las cosas no van bien.

Simón ha hecho una confesión subliminal de gran valor: no es sólo el virus el que va mal.

Alberto García Reyes.

Actualizado: 21/08/2020 23:27h.
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VIDAS EJEMPLARES.

Bares y colegios.

Debemos ser el único país donde han abierto antes los primeros que los segundos.

Luis Ventoso.

Actualizado: 19/08/2020 22:49h.
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VIDAS EJEMPLARES.

El cayetanazo, lío innecesario.

Mala idea que el PP se pelee en su cocina con lo que tiene España encima.

Luis Ventoso.

Actualizado: 18/08/2020 23:16h.
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UNA RAYA EN EL AGUA.

Fin de fiesta.

No caben diversiones multitudinarias en una emergencia donde cada día se rifan estancias en UCI de varias semanas.

Ignacio Camacho.

Actualizado: 14/08/2020 22:29h.
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Pues eso digo yo también.
No pierdas el tiempo con provocaciones porque no me vas a encontrar.

Buenos días tenga usted señora.
VIDAS EJEMPLARES.

El espléndido aislamiento.

Solo Boris Johnson ha logrado hacerlo casi tan mal como Sánchez.

Luis Ventoso.

Actualizado: 14/08/2020 00:01h.

Me gustan los ingleses, ya desde niño. Me agrada su humor de doble sentido. Su respeto liberal por los derechos del individuo, con su democracia pionera. Su pátina de educación, con todos esos «sorry» hasta en la sopa, que aunque sean un poco hipocritillas hacen la vida más agradable, al igual que el modo casi automático en que se ordenan ante una cola. También me atrae su aprecio por los excéntricos, su música y Chesterton, Shakespeare y John Le Carré. Por supuesto valoro su acusado sentido práctico, que hizo que Napoleón los despreciase como «una nación de tenderos», sin saber que en realidad los estaba elogiando, pues un comerciante es una persona cabal, que tiene los pies en el suelo y usualmente no hace gilipolleces, ni sucumbe a utopías de reverso mortífero. Por último -«last but not least», que dirían ellos- está su amor por los jardines y los animales (aunque a veces me temo que los llegan a apreciar más que a las personas que tienen al lado).
Pero todos los pueblos arrastran también sus defectos y pasan por malos momentos. Los ingleses no atraviesan por el mejor, porque desde el arrebato del Brexit se ha exacerbado uno de los rasgos negativos de su carácter: el nacionalismo con aires de superioridad, que fue la bandera con que Boris Johnson arrasó en las elecciones del pasado diciembre (si bien es verdad que ante un troskista de la era del gramófono, Corbyn, que componía un candidato imposible). La epidemia de coronavirus pilló a Inglaterra, que es la que manda en el Reino Unido, todavía ensimismada en sus veleidades nacionalistas, en pleno retorno mental a la quimera del «espléndido aislamiento». Como si fuese un Torra de la vida, Boris inició la crisis proponiendo una vía británica frente al coronavirus. A diferencia de las medidas de prevención de otros países, ellos buscarían la «inmunidad de rebaño» dejando que los contagios se propagasen. Mientras la Europa continental iba tomando medidas, los pubs y teatros ingleses continuaban abiertos. La gran idea del aquí no pasa nada fue abandonada en cuanto los hospitales se anegaron de enfermos. El 23 de marzo, Johnson hubo de establecer un severo confinamiento. Según un estudio de Oxford, ha sido el segundo más drástico tras el de otro país que también reaccionó tarde: España.

Los gobiernos que remolonearon no son inocentes. Provocaron daños inmensos en la salud y en la economía. En los seis primeros meses de este año, el país europeo donde más se ha desplomado el PIB es España (-22,7%) y el segundo, el Reino Unido (-22,1%). Por el contrario, aquellos que adoptaron una temprana y bien pensada estrategia de test y rastreadores han salido mucho mejor parados: la economía alemana ha caído un 11,9%; la suiza, un 8,5% y la de Corea del Sur, solo un 4,6%. Con las víctimas se repite el esquema. El país con más muertos por millón de habitantes es Bélgica (866), que va camino de convertirse en un Estado fallido por su quiebra interna en dos naciones; a continuación, Reino Unido (702), Perú (672) y España (611). Sánchez esconde la cifra real de muertos porque probablemente nos situaría al frente del ránking luctuoso.

Corolario: que te gobierne un vendedor de humo es muy ameno... hasta que ocurre algo serio.

Luis Ventoso.

Director Adjunto. ... (ver texto completo)
ENFOQUE.

Sánchez y «el afectado»

Despacho con el Rey en Palma.

Álvaro Martínez.

Actualizado: 12/08/2020 23:42h.

Es sabido que Pedro Sánchez le ha cogido la idea a Pablo Iglesias y siempre que puede elude referirse a Don Felipe como el Rey y prefiere utilizar el término «jefe del Estado», pues ha de sonarle como más republicanote y acorde con el registro que debe utilizar un progresista de los pies a la cabeza, como sin duda se tiene a sí mismo el «gran estadista» del barrio de Tetuán. Ayer fue un paso más allá y cuando fue preguntado por el paradero de Don Juan Carlos, Sánchez no solo se quitó de enmedio en la respuesta (lo que no supone ninguna novedad pues es uno de sus recursos políticos preferidos) sino que se refirió al viejo Monarca como «el afectado». Ni «Rey emérito» ni «Juan Carlos I» ni «Don Juan Carlos», ni siquiera «el padre del Rey», «el afectado», que resulta que es el mismo al que el Gobierno, con una presión de mil pares de pascales, ha echado de la que ha sido su casa desde hace más de medio siglo. Es innecesario que le dedique más desprecios.
Fue triste escuchar a Sánchez referirse así a un Rey de España con cuarenta años en el trono y unos servicios formidables a los españoles en el terreno de la libertad, ese «más preciado don que a los hombres dieron los cielos». Por contra, tuvo Sánchez ayer especial cuidado en proteger a Iglesias después de que un juez haya llamado a declarar como imputados a la «flor y nata» de las finanzas de Podemos, en un proceso penal en el que se investiga una caja tan en B como el dinero que Echenique pagaba a su empleado, al que además tenía sin Seguridad Social. Y puede que haya más. Monedero calienta. Lo de Don Juan Carlos le parecían hace una semana a Sánchez «noticias perturbadoras e inquietantes»; lo de Podemos en cambio no le suscita perturbación ni inquietud alguna y solo le despierta «plena confianza en la Justicia». La misma justicia que su socio de Gobierno está poniendo ahora de hoja perejil intentando tapar los presuntos triles podemitas aludiendo a fantasmagóricos contubernios mediáticos-judiciales (ole la pirueta) «para hacer naufragar la nave podemita». No existen tales contubernios, entre otras cosas porque a ese hundimiento de la marca morada se dedica con eficacia y denuedo el propio Iglesias. Él solito se basta. Veremos cómo sale del maratón judicial que le espera este otoño. Resulta curioso que cuanto mejor le va a él (chalé con guardia multitudinaria, vicepresidencia, escolta, coche oficial, Falcon si se tercia e Irene de ministra) peor le va a su partido, que ese sí que está afectado.

Álvaro Martínez.

Redactor jefe. ... (ver texto completo)
VIDAS EJEMPLARES.

Todo controlado.

Pase lo que pase, no pasa nada si son los nuestros.

Luis Ventoso.

Actualizado: 12/08/2020 23:46h.

Todo está permitido. Son los nuestros. Así que aunque España zozobre, aquí no pasa nada, porque para eso tenemos un Gobierno «progresista, feminista y ecologista» para todas y todos. Si Sánchez, Illa y Simón no dan una frente a la epidemia, la excusa es que el virus golpea muy duro a todos los países «y España no puede ser la excepción». Si son incapaces de contar el número de españoles muertos por el Covid-19, la respuesta consiste en sacar al doctor Simón a explicarnos a lo Barrio Sésamo que hacer sumas no es tan sencillo como les parece a los escolares. Si batimos el récord de sanitarios infectados, la culpa es de Isabel Ayuso, que es tremenda. Si se registran lacerantes oleadas de muertes en las residencias de ancianos, a cuyo cargo se situó Iglesias en sonada rueda de prensa del 19 de marzo, la culpa vuelve a ser de Isabel Ayuso, despiadada privatizadora. Si Simón se larga a hacer surf a Portugal en pleno repunte de la epidemia, sin mascarilla e incumpliendo sus propios consejos de no viajar fuera del país, pues... ¡qué menos que el buen doctor descanse tras el enorme esfuerzo insomne que ha hecho por todos nosotros! (que se tradujo en la segunda mayor letalidad de la UE). Si este martes ha habido 1.690 contagios y en la última semana han sido hospitalizados por coronavirus 864 españoles, normal que el ministro de Sanidad esté de vacaciones por Teruel. Se lo merece, que es muy educado y nunca se enfada (aunque no supo implantar a tiempo las medidas de prevención, ni comprar material, ni establecer una estrategia nacional de test masivos, ni organizar una red de rastreadores, con lo cual firmó la peor gestión de Europa junto a la de Boris Johnson).
Si de un plumazo perdemos en un trimestre el 18,5% de la riqueza nacional, mejor hablamos de las noticias «inquietantes y perturbadoras» del Rey Juan Carlos. Si según la OCDE somos el país con peor pronóstico de recuperación, no pasa nada, que para estos problemillas tenemos a Nadia Calviño, una fenómena que le da unas vueltas a Keynes (y por eso nuestros socios la rechazaron para presidir el Eurogrupo). Si en las calles empieza a verse una inquietante sucesión de bajos cerrados, si en los comedores sociales hay colas y si los trabajadores estamos acongojados ante la ola de despidos que se intuye para el otoño; somos unos histéricos, porque todo está controlado: tenemos el «escudo social» de Iglesias Turrión y además Sánchez va a conseguir que la UE sufrague a fondo perdido todo cuanto despilfarro queramos acometer, y más.

Si Podemos está acusado en los juzgados de malversación y posible caja B, Sánchez no lo considera ni «inquietante» ni «perturbador» y pide respetar la presunción de inocencia. Pero cuando le tocó al PP organizó con los separatistas la eyección de Rajoy en nombre de la «regeneración democrática». Si un magistrado progresista del TC es detenido por posible violencia doméstica contra su mujer, todo fue un triste equívoco. Pero si fuese conservador ya estaría cesado y embreado en la plaza pública televisiva. Y si cuentas todo lo que acabamos de contar, no eres más que un radical de ultraderecha poniendo palos en la rueda imparable del progreso. Por cierto: ¿Qué progreso?

Luis Ventoso.

Director Adjunto. ... (ver texto completo)
VIDAS EJEMPLARES.

La reapertura tonta.

De cerrar en exceso a abrir sin cabeza.

Luis Ventoso.

Actualizado: 09/08/2020 23:39h.

El economista John Cochrane, de la Institución Hoover de Stanford, ha acuñado la expresión «the dumb reopening» -la reapertura tonta- para resumir como se ha intentado recobrar la normalidad en Estados Unidos tras el pico del covid-19. Los dos mejores ejemplos de actuación inteligente contra el coronavirus son conocidos: Corea del Sur y Taiwán. Ambos aprendieron las lecciones del síndrome respiratorio agudo severo, el SARS, que se desató en el Sur de China en noviembre de 2002. En un calco premonitorio de lo que ha sucedido ahora, las autoridades chinas no informaron a la OMS sobre ese brote de coronavirus hasta febrero de 2003. En marzo de aquel año, la OMS lanzó una alerta global. Aunque el virus se propagó por una veintena de países, los daños fueron mínimos comparados con los actuales y en 2004 se dio por superada la amenaza. Corea del Sur y Taiwan aprendieron de aquel aviso, que se tomaron muy en serio. Así que cuando surgió el Covid-19 estaban preparados para enfrentarse a la epidemia con test masivos y férreos rastreos de contagios. Gracias a esas técnicas lograron esquivar el confinamiento. Su método fue después imitado con éxito por Alemania, e incluso por Grecia.
Pero aquí nos va más improvisar, porque la prevención obliga planificar, pensar y trabajar. Así que cuando el coronavirus empezó a propagarse por Europa, obligando a cerrar el Norte de Italia, todo lo que hizo nuestra autoridad gubernamental fue colocar en la tele a un médico campechano para que fuese soltando mensajes tranquilizadores. El Ministerio de Sanidad era una carcasa vacía desde hacía años. Al frente se había colocado a un amable filósofo, Illa, incorporado al Gobierno con otra misión (engrasar el diálogo con los separatistas). Al no hacer nada, los contagios se dispararon, alcanzando España por momentos el mayor porcentaje de letalidad del planeta y un triste liderazgo en contagio de sanitarios. Con la situación descontrolada, con cifras de muertos dramáticas y los hospitales desbordados, lo único que pudo hacer ya Sánchez fue forzar a la población a encerrarse a cal y canto (amén de okupar la televisión, a fin de camuflar su paupérrima gestión con un insólito rodillo de telepropaganda). Pero tras todo ese show del Gobierno providencial, el 21 de junio el Ejecutivo se aparta y pasamos a lo que con cursilería llama «la nueva normalidad». El 4 de julio, Sánchez asegura en un mitin que la epidemia ha sido superada y que el virus «está controlado».

El día en que se estrenó la «nueva normalidad» hubo 125 contagios. Hoy andamos en 1.895 al día. ¿Y qué hace el Gobierno? Ponerse de canto. ¿Y su presidente? Irse a Canarias a chapotear en un chalet que regaló Husein de Jordania al Rey Juan Carlos. No existe una estrategia estatal, como si el virus fuese diferente en Baracaldo y Torrelavega. El Gobierno renuncia a organizar un rastreo exhaustivo de los contagios y un plan nacional de test masivos. Tampoco toma decisión general alguna sobre el ocio nocturno, las reuniones, la circulación interprovincial y la vuelta a clase.

Y así estamos, en la «reapertura tonta», hablando del viejo Rey y a cargo de uno de los Gobiernos más parlanchines y menos resolutivos de Europa.

Luis Ventoso.

Director Adjunto. ... (ver texto completo)
VIDAS EJEMPLARES.

Las malas ideas.

Todo un oxímoron: Sánchez exigiendo ejemplaridad.

Luis Ventoso.

Actualizado: 09/08/2020 00:01h.

Hoy ABC publica una entrevista con Casado al hilo del momento de urgencia que agobia a España, donde se solapan tres crisis: 1.- La epidemia del coronavirus ha repuntado y somos el país con más contagios de la UE. 2.- La economía se ha desplomado y sufrimos la caída del PIB más abrupta de la OCDE (-18,5%). 3.- Se ha espoleado un debate sobre el modelo de Estado, al hilo de la crisis de Juan Carlos I, que podría acabar poniendo en solfa nuestros acuerdos constitucionales.

Como es lógico, los tres asuntos centran las preocupaciones de Casado. Pero hablando con él se percibe que lo que realmente lo abruma es otra cuestión, de índole moral: en España ya se acepta la mentira como moneda de cambio. Así es. Tenemos un presidente del Gobierno que miente sin inmutarse y aquí no pasa nada. Lo hizo nada más llegar, con su tesis doctoral fraudulenta. Lo hizo con sus promesas electorales. Lo hizo cuando el pasado 4 de julio dio la epidemia por «acabada» y el virus por «controlado» y animó a lanzarse a las calles. Lo hizo cuando prometió una TVE plural y máxima transparencia pública. Lo hizo cuando aseguraba enfáticamente que jamás trataría con Batasuna. Lo hizo cuando nos coló un «comité de expertos» que no existía. Lo hizo cuando se inventó un ranking de la Universidad John Hopkins que situaba a España como uno de los países que más test del Covid-19 practicaba y acto seguido el prestigioso centro educativo negó que existiese tal estudio. Lo hizo cuando proclamó que gobernar con Podemos le provocaría «insomnio» y solo tres semanas después se encamó con ellos.
Las sociedades que convierten la mentira en algo homologable se encuentran de inmediato con un problema que las corrompe: se torna imposible establecer un principio de realidad común a todos, una base empírica sobre la que se pueda debatir racionalmente y buscar acuerdos. Es absurdo aspirar a que un Gobierno instalado en la amoralidad táctica resuelva un problema moral y de ejemplaridad, como era el del Rey Juan Carlos (pues a día de hoy todavía no existe una acusación judicial formal). El resultado es un enorme embrollo, en el que faltan explicaciones y que no ha satisfecho a nadie. A los monárquicos les parece un abuso expulsar al Rey Juan Carlos de su país, al que tantos servicios prestó, y enviarlo al destierro sin respetar su presunción de inocencia. A la extrema izquierda republicana el castigo le sabe a poco, pues solo los colmaría la abolición de la monarquía. A los simpatizantes de Felipe VI, la inmensa mayoría de los españoles, les inquieta que se haya abierto una cacería en la que el actual Rey puede ser la próxima pieza en la diana. Y moviendo los hilos del guiñol, Sánchez, que ahora hace profesión de fe monárquica y constitucionalista mientras las Juventudes de su partido y sus socios -los separatistas y Podemos- claman por la República.

¿Quién instigó esta operación? ¿Y quién dio la orden de echar al Rey Juan Carlos de su residencia de cinco décadas? El Gobierno asegura que salió de «la Casal Real». Pero dada la elástica relación de Sánchez con la verdad podría haber sucedido exactamente lo contrario. La «solución» hace agua, porque lo excesivo siempre es enemigo de lo bueno.

Luis Ventoso.

Director Adjunto. ... (ver texto completo)
CON PERMISO.

Las mentiras del Gobierno ya no tienen ni «patitas»

En los testimonios reales, y aún de rabiosa actualidad, está la verdad. Sin trampa ni cartón.

María Jesús Pérez.

Actualizado: 16/07/2020.
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EN PRIMERA FILA.

Lo que Sánchez ya no puede decir.

Ni apaciguamiento del secesionismo, ni legislatura de cuatro años, ni pleno de elecciones ganadas.

Ana I. Sánchez.

Actualizado: 13/07/2020 23:24h.
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HORIZONTE.

La que se le avecina a Casado el domingo.

Iñaki Oyarzábal tiene de línea dura lo que Carlos Iturgaiz de abertzale.

Ramón Pérez-Maura.

Actualizado: 09/07/2020 23:48h.

Los resultados de las encuestas para las elecciones gallegas y vascas del próximo domingo parecen bastante claros y no se vislumbra para los populares un resultado que no pase por una mayoría absoluta en Galicia y un pésimo recuento en el País Vasco, por detrás de los nueve logrados hace cuatro años. A partir de ahí, el discurso de las terminales mediáticas del sanchismo-leninismo va a ser que «esto es un fracaso de Casado porque la victoria de Núñez Feijóo se ha gestado sin las siglas del partido y representa un centrismo alejado de las posiciones del presidente del PP. Y en cambio en el País Vasco, donde Casado colocó como cabeza de cartel al “duro” Iturgaiz, los resultados han sido un desastre». Recuerden estas dos ideas y verán cuántas veces las oyen repetidas el domingo por la noche.
Para empezar con el PP del País Vasco, convendría preguntar cuáles han sido las propuestas duras que ha hecho Iturgaiz en esta campaña. No hubiera estado de menos que hiciese alguna, porque yo no he oído ninguna. Y, de hecho, conviene fijarse en quién ha sido su director de campaña: Iñaki Oyarzábal, que tiene de línea dura lo que Iturgaiz de abertzale. Oyarzábal ha dirigido casi todas las campañas electorales del PP en el País Vasco en los últimos veinte años y fue uno de los primeros dirigentes en descalificar a María San Gil cuando ésta manifestó sus discrepancias con las políticas de Mariano Rajoy. El PP ha hecho en el País Vasco una campaña en coalición con Ciudadanos ofreciéndole escaños a cambio de nada. Exactamente lo que Núñez Feijóo se negó a hacer en Galicia. Iturgaiz ha hecho hasta un acto con Fernando Savater y Maite Pagazaurtundúa, figuras que creo que no deben contarse exactamente en las filas de la derecha dura. Ver a Savater pidiendo el voto para el PP es un momento memorable de nuestra democracia y podría haberlo sido todavía más si no fuera porque todos sabemos el empeño y la certeza de mi admirado Savater a la hora de pedir el voto por la opción perdedora.

El mal resultado del PP en el País Vasco va a ser fruto de unas posiciones tibias, desdibujadas, que están lejos de lo que el PP manifestó cuando en 2001, con la candidatura de Jaime Mayor Oreja, alcanzaron 19 escaños. Un mensaje que ha permitido a Vox rascar votos que, aunque puedan no darle ningún escaño, seguro que quitan alguno al PP. Es evidente que el PP tiene un papel casi imposible en el País Vasco donde difícilmente será nunca alternativa de Gobierno. Pero sí tiene que ser firme a la hora de reivindicar con hechos el voto constitucional que está muy por encima del 15 por ciento, cifra que las encuestas no auguran al PP el domingo.

Comparar las elecciones vascas con las gallegas es hacerse trampas al solitario. Galicia tiene una superficie cuatro veces mayor que la del País Vasco y un nacionalismo surgido en la izquierda, no en la derecha como ocurre entre los vascos. La derecha popular ha ganado todas las elecciones de la historia de la comunidad gallega y sólo en una ocasión se quedó a un escaño de la mayoría absoluta, lo que generó un Gobierno bipartito encabezado por el PSOE que vacunó a los gallegos para van ya cuatro legislaturas.

Casado ha apostado por la candidatura de Núñez Feijóo sin titubear y ha hecho campaña con él en Galicia reiteradamente. Ahora el objetivo es negarle la victoria de su partido y acusarle de apostar por opciones extremistas. Lo importante es negar la evidencia, algo en lo que algunos medios de comunicación son especialistas. Y si no me creen, prepárense para escuchar la propaganda tóxica de la noche electoral de pasado mañana, domingo. Al tiempo.

Ramón Pérez-Maura.

Articulista de Opinión. ... (ver texto completo)
Es lo mejor que podemos hacer, o sea, ¿ustedes que creen?
Deja el rebaño.
¿Cual? el tuyo.
Dirás que tú no "insultas"?
Adoctrinado y pelota tu.
Es la verdad, eso no es ningún insulto, lo demuestras todos los días del año.
Me lo dices a mí? O te has visto en algún espejo.

Después dices lo que dices a quien no se mete contigo, y no dices nada a quienes habría que decir algo.
¿Qué dices?
Que descubrimiento ha hecho para él el señor Camacho. No se cree las respuestas de Sánchez pero las pregunta. Hay de to en el mundo
Sí, sobre todo mucho adoctrinado.
UNA RAYA EN EL AGUA.

El intermediario fantasma.

Para contrarrestar a González, Zapatero zascandilea como alcahuete de influencias a favor de Sánchez… o de Iglesias.

Ignacio Camacho.

Actualizado: 29/06/2020 00:28h.

Pedirle a Sánchez que explique algo es un ejercicio de melancolía que implica además otro de ingenuidad: el de estar dispuesto a creerlo. Pero siquiera por autorrespeto debería aclarar si Rodríguez Zapatero está efectuando gestiones de algún tipo en nombre del Gobierno. Desde hace unas semanas el ex presidente va por ahí manteniendo contactos de supuesta mediación con sectores diversos, desde empresarios al PP o al separatismo catalán, y prodigando en los medios declaraciones en las que se atribuye el padrinazgo del pacto con Podemos. Un trajín que a simple vista parece el contrapeso de la implicación de Felipe González a favor de un acuerdo de amplio espectro que encauce la recuperación del país por la vía del consenso. Ya no se trata sólo de Venezuela, obvio punto común entre los intereses de ZP y de Pablo Iglesias, sino de un juego de aprendices de brujo, de un zascandileo de influencias -muy propio del personaje- para que la coalición gubernamental corteje a los independentistas y mantenga su programa de izquierdas. Y como nadie lo desautoriza es difícil saber si el gran diletante se mueve por su cuenta o si la Moncloa lo usa como alcahuete de conveniencia para retomar una agenda que ha quedado en suspenso por la pandemia.
Hubo un tiempo, no muy lejano, en que dirigentes y votantes del PSOE abominaron del hombre de la sonrisa de Gioconda tras su gran descalabro. Paradójicamente atribuían el fracaso al casi único acto de responsabilidad de su mandato, que fue el tardío ajuste al que se vio obligado para enmendar una desquiciada deriva de déficit y gasto. Sin embargo Sánchez, sin admitirlo nunca explícitamente, se ha revelado como un discípulo dispuesto a continuar su trabajo de revisión encubierta de las bases constitucionales y su estrategia de aislamiento del centro-derecha mediante un «cordón sanitario» que lo estigmatice como heredero de Franco. La aparición de Podemos, una destilación zapaterista, ha reforzado ese marco que reniega del felipismo pragmático en pos de una nueva legitimidad de corte republicano y es lógico que su autor intelectual atisbe en el actual proyecto la continuación de su plan frustrado. Lo que para buena parte de la sociedad española ha sido el peor período del régimen democrático, principio y tal vez causa de los males contemporáneos, se ha convertido en el modelo de un proceso de refundación del Estado «enriquecido» con un liderazgo cesáreo y un toque de populismo bolivariano. Sería extraño que el padre de ese designio no sintiera orgullo de reivindicarlo.

Pero el sucesor nos debe una explicación como presidente nuestro que es, que diría aquel personaje de Berlanga, sobre el papel de Zapatero como muñidor de alianzas. Y el interesado debe otra sobre la índole exacta de sus relaciones con Caracas. Más que nada para disipar cualquier sospecha verosímil de que ambas funciones estén relacionadas.

Ignacio Camacho.

Articulista de Opinión. ... (ver texto completo)
Eres tú quien cuelga las opiniones de otros, que hablan de lo que tú quieres
¿Y? ¿que problema tienes tu con la los artículos de estos periodistas?, estás muy adoctrinado, a parte de ser un un pelota.
VIDAS EJEMPLARES.

Pablo y su carcoma.

El coche oficial y las bravatas camuflan que es un personaje ya a la baja.

Luis Ventoso.

Actualizado: 27/06/2020.

Se trata de un fenómeno que se repite en la historia y que podríamos denominar «El efecto final del Imperio romano». Un país -o un partido, o una empresa, o un líder- arrastra contradicciones y problemas tan severos que en realidad la corrosión interna es enorme, hasta el punto de que el ocaso resulta inevitable. Pero en lugar de ver la realidad que tenemos ante nuestras narices, los observadores coetáneos somos rehenes del espejismo de una imagen anterior, la de una aureola de gloria, y no vemos venir el batacazo. Cuando a comienzos del 395 muere el emperador Teodosio I el Grande, ningún ciudadano romano habría dicho que el Imperio ya albergaba la carcoma de su próximo resquebrajamiento. Pero así era. En sus estupendas memorias -y vaya mi gratitud permanente a mi amigo Varela, que me las regaló-, Stefan Zweig describe de primera mano el grato ambiente de ligereza que imperaba a comienzos de junio de 1914 en los bulevares europeos y las terrazas de los cafés. Nadie se habría creído que a finales del mes siguiente comenzaría la espantosa I Guerra Mundial.
Ningún politólogo español predijo tras las elecciones de abril del año pasado que Rivera arrastraba tantas contradicciones que estaba políticamente acabado. Solo seis meses antes de su retirada de la vida pública, muchos «expertos» todavía lo veían como el inminente líder de la oposición. Nadie acertó a percibir que el gigante eléctrico Enron era un sepulcro blanqueado, de contabilidad trucada, que quebraría en 2001, llevándose consigo a la auditora Arthur Andersen.

El 7 de diciembre de 2015, David Bowie se presentó perfectamente atildado y con una sonrisa de oreja a oreja al estreno de su musical «Lazarus», en una sala del Off Broadway neoyorquino. Lo que no sabía el público es que aquel artista triunfante que les saludaba desde el escenario apenas podía sostenerse en pie. En cuanto cayó el telón salió por una puerta trasera sujetado por su mujer y el director de la función. El cáncer de hígado que lo consumía se lo llevó solo 34 días después.

Con Pablo Iglesias estamos ante el «Efecto final del Imperio romano». El coche oficial, sus bravatas y su eficacia como sofista teatral sostienen una fachada de falso vigor político, cuando la verdad es que ya enfila su ocaso. En 2015, Podemos obtuvo 65 diputados. En noviembre del año pasado, 33. Podemos ha perdido su poder municipal, no pinta nada en los gobiernos autonómicos y va en moto hacia abajo en las urnas. Moralmente, todo su discurso por «la gente» y contra «la casta» quedó arruinado cuando en un desliz de nuevo rico se compró un magnífico chalé serrano, incurriendo en lo que antes criticaba a otros políticos. Por último, lo embadurna el caso del pin telefónico abrasado de su excolaboradora Dina Bousselham. El vicepresidente social -a veces alegremente social-, ha pasado de pintarse como víctima de «las cloacas del Estado» a ser el posible armadanzas de la cloaca. Lo explicó perfectamente ayer en estas páginas Carlos Herrera.

La debilidad de Sánchez lo mantiene por ahora ahí. Pero no nos engañemos: Iglesias ya es un disco rayado y demodé.

Luis Ventoso.

Director Adjunto. ... (ver texto completo)
Que manera de sembrar lo que solo la derecha de este país quiere.
¡Que obsesión tienes con la derecha, te pasa lo mismo que a Clara, se os ha metido por el ojo la derecha y siempre estáis con la misma matraca.