¡Hombre, qué lista eres! yo pongo el voto y tu te llevas el puesto y el dinero. Dinero no creo que te haga falta y el puesto tampoco. Además, si tengo que vender el voto tengo que recibir no solo las gracias, algo más, por ejemplo, un buen chiste.
Mira, este no es un
chiste, pero es una realidad que ocurrió entre mi hija y mi nieto, que tiene su gracia, quizás yo la vea y no la tenga.
Están ambos en el portal y a mi hija se lo olvida algo le dice al niño, espera un momento que subo a casa y bajo en medio segundo. El niño se queda en el portal esperando con la puerta abierta y cuando su madre está subiendo oye que le chilla el crío.
Mamá, mamá, cierro la puerta del portal, porque a lo mejor me escapo.