Creo que ya lo he contado, pero su mensaje me viene bien para repetirlo.
Un padre pone encima de una mesa a su hijo de corta edad. ¡Anda, le dice! Tírate que yo te cojo en brazos. El niño cree a su padre y se tira, el padre le recoge en sus brazos. Así una y varias veces, haste que en estas estamos, el niño selanza otra vez de sde la mesa, y el padre, esta vez no extiende sus brazos para recoger a su retoño con lo que el chiquillo se da un cierto golpe en el suelo.
El niño queda perplejo, no entiende como su padre, su bondadoso padre no abrió sus brazos y detuvo la caída. Entonces el padre le dice:
- PARA QUE APRENDAS A NO FIARTE NI DE TU PADRE. Un saludo.
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