Mensajes de ¿Qué recuerdos inolvidables conservamos dentro de nosotros? enviados por plazalagua:

Perdonad: No eran hoyas, sino ollas.
Mi madre teía dos hoyas grandes, (de unos 40 centímetros de diámetro), de hierro esmaltado (en mi pueblo le llaman, mal dicho, porcelana), que las utilizaba para guardar en una de ellas los sabrosos roscos que amasaba, y, en la otra, los chorizos de la matanza, totalmente recubiertos de aceite.

Un día que estrené un traje, entré a la habitacón donde estaban las hoyas, a oscuras para qe mi madre no se diera cuenta, levanté a tientas la tapa para cojer un rosco, de los que sabía que ya quedaban pocos, metí la mano hasta el fondo y... llené totalmente de "pringue" la manga de mi traje nuevo.

Podeis figuraros la reprimenda que me gané. ... (ver texto completo)
Recuerdo un magnífico diccionario que me regaló mi maestro, y sobre todo su dedicatoria: "A mi buen alumno..., como premio a su conducta". Lo conservo nuevo.

También recuerdo a mi querido maestro. En aquellos años, los niños no estabn distribuidos por cursos, sino que loa maestros daban clase a alumnos con distintos grados de conocimientos. Como a los mas aventajados de la clase no nos podía atender como él quería, porque le faltaba tiempo, decidió darnos clases particulares en su casa; y así estuvimos durante variso años: Saliamos de la escuela a las cinco de la tarde, merendábamos, y nos íbamos a su casa donde nos daba clase durante dos horas, sin cobrarnos un céntimo, naturalmente.
No lo olvidaré nunca. ... (ver texto completo)
Recuerdo una pedrada que me dieron en la frente. Caí al suelo sin conocimiento, y me tuvieron que dar varios puntos de sutura.
Pensaba incluir este relato en el tema "literatura", pero es un hecho real, que me ocurrió a mí, y pienso que en este apartado de "recuerdos", viene muy bien.

Corría el año..., tenía diez años recien cumplidos y mis padres me estaban preparando el equipo para llevarme a estudiar el bachiller a Linares.

De pronto, una inoportuna enfermedad dió al traste con mis ilusiones de estudiar; la enfermedad habría de durar varios años.

Los amigos venían a visitarme y me ayudaban a vivir mejor aquella ... (ver texto completo)
Juan, me imagino la magnitud del pánico que llegaste a cojer, conforme iba transcurriendo el tiempo. ¡Terrible!

Es lógico que lo recuerdes toda tu vida.

Un saludo cordial.