Mensajes de Literatura enviados por ruccio:

O le falta al amor conocimiento,
o le sobra crueldad, o no es mi pena
igual a la ocasión que me condena
al género más duro de tormento.

Pero si amor es dios, es argumento,
que nada ignora, y es razón muy buena
que un dios no sea cruel; pues ¿quién ordena
el terrible dolor que adoro y siento?
Si digo que sois vos, Fili, no acierto,
que tanto mal en tanto bien no cabe,
ni me viene el cielo esta ruina.

Presto habré de morir, que es lo más cierto
que al mal de quien la causa no sabe,
milagro es acertar la medicina.

(el quijote) ... (ver texto completo)
La luna y la rosa

En el silencio estrellado
La Luna daba a la rosa
Y el aroma de la noche
Le henchía? sedienta boca?
El paladar del espíritu,
Que adurmiendo su congoja
Se abría al cielo nocturno
De Dios y su Madre toda... ... (ver texto completo)
Alba

Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.

¡Qué haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.

(Garcia Lorca) ... (ver texto completo)
Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan,
Hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan,
Hay ojos que ríen -risa placentera,
Hay ojos que lloran -con llanto de pena,
Unos hacia adentro -otros hacia fuera.

Son como las flores -que cría la tierra.
Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa,
Los que están haciendo -tu mano de hierba,
Me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan,
Me ríen rientes -risa placentera,
Me lloran llorosos -con llanto de pena,
Desde tierra adentro, -desde tierra afuera.

En tus ojos nazco, -tus ojos me crean,
Vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera,
En tus ojos muero, -mi casa y vereda,
Tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra.

(Miguel de Unamuno) ... (ver texto completo)
En un cementerio de lugar castellano

Corral de muertos, entre pobres tapias,
Hechas también de barro,
Pobre corral donde la hoz no siega,
Sólo una cruz, en el desierto campo
Señala tu destino.
Junto a esas tapias buscan el amparo
Del hostigo del cierzo las ovejas
Al pasar trashumantes en rebaño,
Y en ellas rompen de la vana historia,
Como las olas, los rumores vanos.
Como un islote en junio,
Te ciñe el mar dorado
De las espigas que a la brisa ondean,
Y canta sobre ti la alondra el canto
De la cosecha.
Cuando baja en la lluvia el cielo al campo
Baja también sobre la santa hierba
Donde la hoz no corta,
De tu rincón, ¡pobre corral de muertos!,
Y sienten en sus huesos el reclamo
Del riego de la vida.
Salvan tus cercas de mampuesto y barro
Las aladas semillas,
O te las llevan con piedad los pájaros,
Y crecen escondidas amapolas,
Clavelinas, magarzas, brezos, cardos,
Entre arrumbadas cruces,
No más que de las aves libres pasto.
Cavan tan sólo en tu maleza brava,
Corral sagrado,
Para de un alma que sufrió en el mundo
Sembrar el grano;
Luego sobre esa siembra
¡Barbecho largo!
Cerca de ti el camino de los vivos,
No como tú, con tapias, no cercado,
Por donde van y vienen,
Ya riendo o llorando,
¡Rompiendo con sus risas o sus lloros
El silencio inmortal de tu cercado!
Después que lento el sol tomó ya tierra,
Y sube al cielo el páramo
A la hora del recuerdo,
Al toque de oraciones y descanso,
La tosca cruz de piedra
De tus tapias de barro
Queda, como un guardián que nunca duerme,
De la campiña el sueño vigilando.
No hay cruz sobre la iglesia de los vivos,
En torno de la cual duerme el poblado;
La cruz, cual perro fiel, ampara el sueño
De los muertos al cielo acorralados.
¡Y desde el cielo de la noche, Cristo,
El Pastor Soberano,
Con infinitos ojos centelleantes,
Recuenta las ovejas del rebaño!
¡Pobre corral de muertos entre tapias
Hechas del mismo barro,
Sólo una cruz distingue tu destino
En la desierta soledad del campo!

Miguel de Unamuno. ... (ver texto completo)
Este hombre del casino provinciano
Que vio a Carancha recibir un día,
Tiene mustia la tez, el pelo cano,
Ojos velados por melancolía;
Bajo el bigote gris, labios de hastío,
Y una triste expresión, que no es tristeza,
Sino algo más y menos: el vacío
Del mundo en la oquedad de su cabeza.
Aún luce de corinto terciopelo
Chaqueta y pantalón abotinado, ... (ver texto completo)
A la estudiantina burgalesa

Oigo al pie de mi balcón
Vuestra gentil serenata.
¡Cuánto es a mi oído grata!
¡Cuán grata a mi corazón!

Pusieron hondos pesares
Entre Castilla y yo el mar,
Y a Castilla al regresar
Me recibís con cantares.

¡Dios os dé tanto placer
Como con ellos me dais!
Si un día en España dejáis,
Como a mí os haga volver.

Temí que mi corazón
Se hubiera insensible hecho,
Pero palpita en mi pecho
De vuestra música al son.

Y pues le hace ella latir
Después de tanto pesar,
Tal serenata a pagar
Debe el corazón salir.

¡Gracias, pueblo burgalés!
En cambio de la canción
Que envías a mi balcón,
Los versos echo a tus pies.

No extrañes si en el hogar
Do entre lágrimas me hospedo,
Tu serenata no puedo
Con gayos versos pagar.

Págote con éstos, pues;
Mas nunca olvides que son,
Tan pobres como los ves,
Hechos con el corazón.

(Jose Zorrilla) ... (ver texto completo)
Nada mejor para cantar la vida,
Y aún para dar sonrisas a la muerte,
Que la áurea copa en donde Venus vierte
La esencia azul de su viña encendida.
Por respirar los perfumes de Armida
Y por sorber el vino de su beso,
Vino de ardor, de beso, de embeleso,
Fuérase al cielo en la bestia de Orlando,
¡Voz de oro y miel para decir cantando:
La mejor musa es la de carne y hueso! ... (ver texto completo)
Subiendo la negra roca
De embarazosa montaña,
Contrabandista español
Bridón andaluz cabalga.
Lleva el trabuco a su lado,
El cuchillo entre la faja,
Y con el humo del puro
Su voz varonil levanta.

"Que brame en la peña el viento, ... (ver texto completo)
Más dulces habéis de ser,
Si me volvéis a mirar,
Porque es malicia, a mi ver,
Siendo fuente de placer,
Causarme tanto pesar.
De seso me tiene ajeno
El que en suerte tan cruel
Sea ese mirar sereno
Sólo para mí veneno,
Siendo para otros miel. ... (ver texto completo)
Madre, acaricie a sus niños.
Padre, abrácelos firmemente.
Permita que ellos sepan que los aman
por la mañana, al mediodía, y por la noche.

Ponga sus brazos alrededor de ellos,
sosténgalos cerca suyo,
sienta el latir de sus corazones,
la vida nueva que Usted hizo.

Ruede por el suelo con ellos,
bromee, ría y juegue,
escuche lo que tienen que decirle,
ellos tienen mucho para contarle.

Tome tiempo para conocerlos,
vea el color en sus ojos.
Aprecie a esa persona tan profunda
dentro de sus pequeñas mentiras.

Permita que corran sus dedos por sus cabellos,
doble su cabeza,
llene sus corazones con palabras de alabanza,
haga de su hogar su lugar favorito.

Abrácelos estrechamente en el sofá
y mire un programa de televisión,
cante con ellos o comparta la lectura de un libro
y ayúdelos a crecer en su mundo.

Tome un tiempo para caminar en el parque,
sosténgase de la mano,
huela las flores, alimente los patos,
construya castillos en la arena.

Madre, acaricie a sus niños,
Padre, abrácelos firmemente,
Muéstreles que ellos son un regalo,
ámelos para que se sientan bien. ... (ver texto completo)
Imagen alta y tierna del consuelo,
aurora de mis mares de tristeza,
lis de paz con olores de pureza,
¡premio divino de mi largo duelo!

Igual que el tallo de la flor del cielo,
tu alteza se perdía en su belleza...
Cuando hacia mí volviste la cabeza,
creí que me elevaban de este suelo.

Ahora, en el alba casta de tus brazos,
acogido a tu pecho transparente,
¡cuán claras a mí toman mis prisiones!

¡Cómo mi corazón hecho pedazos
agradece el dolor, al beso ardiente
con que tú, sonriendo, lo compones!

Juan Ramón Jiménez ... (ver texto completo)
Como el cansancio se abandona al sueño
así mi vida a ti se confiaba...
Cuando estaba en tus brazos, dulce sueño,
te quería dejar.... y no acababa...

Y no acababa..... ¡Y tú te desasiste,
sorda y ciega a mi llanto y a mi anhelo,
y me dejaste desolado y triste,
cual un campo sin flores y sin cielo!
... (ver texto completo)
Arboles, yerbas y plantas,
Que en aqueste sitio estáis,
Tan altos, verdes y tantas,
Si de mi mal no os holgáis,
Escuchad mis quejas santas.
Mi dolor no os alborote,
Aunque más terrible sea,
Aquí lloró Don Quijote
Ausencia de Dulcinea del Toboso.
Es aquí el lugar a donde ... (ver texto completo)
Salve, varón famoso, a quien Fortuna,
cuando en el trato escuderil te puso,
tan blanda y cuerdamente lo dispuso,
que lo pasaste sin desgracia alguna.
Ya la azada o la hoz poco repugna
al andante ejercicio, ya está en uso
la llaneza escudera, con que acuso
al soberbio que intenta hollar la luna.
Envidio a tu jumento y a tu nombre,
y a tus alforjas igualmente envidio, ... (ver texto completo)
Con su mejor vestido, bien planchado iba
Temblando de ansiedad, sus lágrimas corrían
A lo lejos gemidos, de perros y bocinas
El parque estaba oscuro, y la ciudad dormía
Apenas quince años, y su vida marchita
El hogar la aplastaba, y el colegio aburría
En pasillos de radios, su corazón latía
Deslumbraban sus ojos, los ídolos del día
Los fríos traficantes, de sueños en revistas
Que de la juventud, engordan y profijan ... (ver texto completo)