Este Bernardo era un buen mozo leonés, hijo, según cuentan los legendarios ecos, de una infantica, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Este Bernardo era un buen mozo leonés, hijo, según cuentan los legendarios ecos, de una infantica muy bella, un poco ligerilla de sandalias, hermana del rey Casto y de un guapo mozo, conde palatino y palentino, de Saldaña.
Y con el ímpetu de los años mozos nació Bernardo arrogante, de los que dan un paso más si es que la espada era corta.

«Arrogante, ¡oh, moro estás!
Toda la arrogancia es mía.
Ya te encontraré algún día.
En El Carpio me hallarás.
¡Ay de ti si al Carpio voy!
¡Ay de ti si al Carpio vas!
Allí está la roca, allí, donde el rey Casto se enfadó y mandó sacar los ojos al conde Sancho Díaz, encerrándolo de por vida. Allí está la roca, el soberbio castillo de Luna que fue, además, en tiempos, área de los tesoros del reino.

En los reinos de León
el Casto Alfonso reinaba;
hermosa hermana tenía,
Doña Jimena se llama.
Enamorárase de ella
ese conde de Saldaña
más no vivía engañado
porque la infanta lo amaba.
Muchas veces fueron juntos
que nadie lo sospechaba;
de las veces que se vieron
la infanta encinta quedaba;
de ella naciera un infante
como la leche y la grana.
Bernardole puso de nombre,
por la su desdicha mala;
mientras empañaba al niño
en lágrimas le bañaba.
¿Para qué naciste, hijo,
de madre tan desdichada?
Para mí y para tu padre
eres amor y desgracia.
El buen rey desque lo supo
mandó en un claustro encerrarla,
y mandó prender al conde
en Luna la torreada.