En pos de él y lentamente, el vecindario regresóa a su casa, y, al pasar ante la de D. Luis, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

En pos de él y lentamente, el vecindario regresóa a su casa, y, al pasar ante la de D. Luis y ver a éste en la puerta, fueron numerosos los vecinos que se detuvieron a hacer en presencia suya los más vivos comentarios sobre sus propias adversidades. Don Luis escuchaba en silencio, reflejando en su semblante una amrga sonrisa de compasión hacia sus interlocutores. Expusiéronle éstos la precaria situación a que se veían reducidos por la inepcia de aquel representante de la fe divina, lo que estaría evitado si a los curas que careciesen de virtud para conjurar las tormentas les enviasen a otros pueblos que se hallaran libres de esa continua amenaza, Y cuando don Luis, con cierta sorna, les replica que la fortuna del antecesor párroco no era motivo suficiente para exogírsela al actual, los rudos campesinos, tercos en su firmísima creencia, respondían siempre en los mismos términos. Si en el cura no tenían a Dios, ¿para qué necesitaban entonces al cura?. ¿De qué les podía servir, si Dios no le otorgaba ese poder de evitar tanto mal a sus fervientes devotos?. Porque, en tal caso, maldita la falta que el cura hacía al pueblo.