Siglos IX-X: inicios
El nuevo reino de
León el año 910.
La ciudad de León fue incorporada al Reino de
Asturias a mediados del siglo IX gracias a Ordoño I en 856, quien reconstruye las murallas de la ciudad. León sería un punto estratégico por su historia y porque era una población al sur de la cordillera cantábrica así como un centro neurálgico del territorio astur, cuya capital se había encontrado en las
guerras contra los romanos veinte kilómetros al sur, en la ciudad de Lancia. Su hijo, Alfonso III el Magno recuperará el territorio leonés para los astures.
Tras la muerte de Alfonso III el Magno, el Reino de Asturias se divide y queda repartido entre sus hijos:
García I recibe León,
Álava y Castilla, fundando de hecho el Reino de León.
Ordoño II recibe
Galicia.
Fruela II obtiene Asturias.
Siglo XIX: desaparición formal del reino
La última aparición incidental del Reino de León en la historia se produce entre el 1 de junio y el 25 de septiembre de 1808, cuando la Junta Patriótica de León asume la soberanía del Reino de León en la
Guerra de la Independencia hasta que la cede a la Junta Suprema Central en el acto de su constitución.
En 1833 se produce la definitiva (y actualmente vigente) división provincial promovida por Javier de
Burgos, que elimina definitivamente anteriores divisiones territoriales. Con la creación de las provincias se incluye una adscripción de dichas provincias a regiones, sin ningún tipo de competencia administrativa o de otro tipo. Una de dichas regiones es la de León.