Hay trapitos que golpiar, ...

Hay trapitos que golpiar,
y de aquí no me levanto.
Escúchenmé cuando canto
si quieren que desembuche:
tengo que decirles tanto
que les mando que me escuchen.

Déjenmé tomar un trago,
éstas son otras cuarenta:
mi garganta está sedienta,
y de esto no me abochorno,
pues el viejo, como el horno,
por la boca se calienta.
Fragmento de "La Vuelta de Martín Fierro", de José Hernández; versos 151 a 163.