Si yo fuera partidario del equipo “X”, nada me gustaría...

Si yo fuera partidario del equipo “X”, nada me gustaría más que los defensas del equipo “Y” fueran muy malos, el partido estaría ganado, no haría falta hacer trampas, no haría falta poner a los mejores para ganar, no haría falta que nos esforzáramos en demasía, no haría falta ni propaganda, ellos la portan en sus actuaciones como defensores.

Cuando no se sabe defender una postura, cuando los argumentos no tienen base, cuando hay una obsesión irracional y permanente que nos ocupa todo el tiempo, debemos pararnos a pensar que podemos estar equivocados, que nos está intoxicando el asunto hasta límites de hacernos daño, que los síntomas psicosomáticos pueden provocarnos taquicardias y sudoración excesiva, y que deberíamos barajar la idea honesta y rigurosa de reconsiderar nuestras actitudes, de forma que hagamos el análisis de que hay pocas cosas que merezcan la pena defender a ultranza, para que otros que no siendo precisamente honorables se lleven los réditos, salvo en el caso de ser uno mismo el no honorable.