Sueño...
Te bañabas, como la
luna llena,
en la secreta soledad umbría.
Abrí los mirtos. Toda la alegría
de tu escondite se tornó en mi pena.
Dejando absorta la laguna y plena
de llanto, huiste avergonzada y fría;
y la noche al cruzar tú parecía
que se trocaba toda en azucena.
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